Domingo, 4 de mayo de 2014 | Hoy
Por Javier Chiabrando
La política ya no necesita políticos que sean buenos oradores o que planifiquen políticas de estado. De esos ya estamos hasta la coronilla y así nos va. Lo que la política necesita son políticos que sean buenos actores y capaces de generar empatía, como cuando uno ve a Bruce Willis en una película y se relame porque sabe que va a cagar a trompadas a todos los que se le cruzan en el camino.
Los que lo entendieron bien son lo de FAUNEN, que hartos de que las leyes de la política no se acomoden a sus sueños, lanzaron a la arena política el stand up intitulado: "Unidos o despatarrados". Yo sé que mucha gente que lee mis contratapas con devoción religiosa va a decir que ese rejunte es exactamente el Frankenstein que yo predije. Me halaga pero no es así.
"Unidos o despatarrados" es una nueva forma de hacer política. Poco importa que los actores sean viejos conocidos y que sepamos de sus idas y venidas, sus derrapes y macanazos mayúsculos. Poco importa que nunca nos hayan sorprendido con ideas y proyectos. Porque nunca es tarde para reciclarse. Míreme a mí, era joven y dejé de serlo. Era hippie y soy pelado. Era lindo y sigo siendo lindo pero con un toque maduro que me hace irresistible. Y por ahí mañana vuelvo a ser joven y peludo.
Si esa misma convicción por el cambio (que en ciertos casos se podría llamar revolucionaria) le agarra a los muchachos y chicas de "Unidos o despatarrados", podemos esperar mucho de ellos, que algunos se despierten y digan algo razonable de una buena vez, que algunos se callen por un tiempo o para siempre, y que el resto diga adónde quieren ir con tanto capitán de barco y tan pocos marineros, y ahí sí que ni Bruce Willis los para.
Pero lo que acá es original no es el rejunte. El rejunte ya lo vimos con la Alianza, con Alfonsín y De Narváez, con De Narváez y Moyano, con Moyano y Barrionuevo, con Barrionuevo y Massa, con Massa y Fabián Gianola. Acá lo novedoso es el stand up que han pergeñado como reemplazo de los viejos y repetidos discursos políticos que poco tienen que ver con uno. A quién le importa los trenes nuevos si yo ando en auto? A quién los programas para jóvenes si yo ya no lo soy? A quién los créditos para casa si yo vivo con mi mamá?
El stand up "Unidos o despatarrados" nace con el estigma sagrado de la contradicción, y por eso va a hacer historia: es un stand up en silencio. Silencio es salud, parece decir la consigna que nos va a guiar hacia el futuro de prosperidad. No importa si el silencio fue porque no se ponían de acuerdo en quién debía hablar. Y menos importa que hicieran silencio por temor a que alguno hable y meta la pata hasta el caracú. Importa que le han agregado a la política argentina una nueva herramienta: el silencio.
Pero no se alegre ni se sorprenda tanto, que ahora, como hacen Madonna y Shakira cuando sacan un disco, viene la gira. Usted pensará, pero van a ir por el país haciendo silencio? Actos políticos donde como en misa se hace silencio? Mire, como estrategia sería por lo menos novedosa. Pero no, señor, ahora viene el stand up, el espectáculo propiamente dicho. El silencio era para crear suspenso.
Mis contactos en el mundo de la política me contaron cómo es el verdadero espectáculo. Primer número: Luis Juez habla sin parar durante media hora, lo que en su caso significa meter 5.687 chistesboludísimos, y a su lado Binner no se ríe de ninguno. El público se destornilla de la risa en apoyo a Juez. O se calla por solidaridad a Binner. Bien visto, es casi una interna previa a las PASO.
Luego llega el monólogo de Carrió. Qué le voy a contar que usted no sepa. Le pega a los enemigos, a los amigos, a los socios de antes y a los de ahora, a los primos y a los vecinos. A Evita la alaba y luego la compara con Rita la salvaje. En el medio del monólogo anuncia que deja el FAUNEN y forma otro partido. La gente no sabe si creerle o no, pero no importa porque ahí nomás dice que con el FAUNEN van a ganar las elecciones. Antes de dejar el escenario tira azufre en los rincones y se rocía con agua bendita.
Sigue un número llamado "Yo señor?, Sí señor", donde pasan fotos de los próceres de la alianza y los muchachos y las chicas de FAUNEN van eligiendo a quién quieren parecerse y a quién no, y se van poniendo caretas de Chacho, Meijide, etc. Pero, como en el juego de la silla, hay una careta menos que caras. Obvio que la careta que falta es la de De la Rúa. El que se queda sin careta al final, lo eligen candidato amanejar el helicóptero.
Sigue el acto "Los melones se acomodan solos". Es un acto de alta carga ideológica no apto para cardíacos u obtusos políticos. El escenario se transforma en un plato gigante y todos tratan de hacer equilibrio, los de derecha a la derecha, los de izquierda a la izquierda. Y los del centro en el centro. Esos vendrían a ser los melones que ya están acomodados antes de la partida. El plato comienza a dar vueltas como el Disco Samba de los parques de diversiones.
Por esas cosas de la física, o de la política argentina, los de derecha se mantienen siempre a la derecha, pero los de izquierda van parar al centro del plato o se amontonan con los de la derecha. Es ahí cuando el proyecto que se promocionaba como de centroizquierda pasa a ser, como por arte de magia, de centroderecha. Alguno del público se ríe hasta que se da cuenta y llora. Pero ya es tarde, pagó la entrada y no hay devolución.
Ya cerrando, uno disfrazado de Macri comienza a hacer chistes de culos y bicisendas, como el del asiento de la bicicleta que desaparece bajo el culo de la gorda que pedalea. No se entiende bien (y de ahí su valor estratégico digno de Maquiavelo), si están desprestigiando a Macri porque va a ser un contrincante en las elecciones, o intentan hacerle creer a la gente que está con ellos.
El émulo de Macri se va y entran Losteau y Cobos que cantan a dúo Mambrú se fue a la guerra pero con una letra que dice "te di la 125, chirivín, chirivín, chirivín, chin chin (Losteau), y yo te la tumbé, ay, ay, ay, y yo te la tumbé (Cobos)". Al final se abrazan. El teatro estalla en aplausos ante tanto amor antideológico.
El final es el proyecto político propiamente dicho. Van pasando los candidatos y gritando: "no a la inflación, no a la inseguridad, k es cacá, k es cacá" y le van tirando al público unos volantes escritos bien claramente en tipografía WP ArabicSihafa tamaño 4,257 (es una forma de decir que la inflación y la inseguridad se va a achicar tanto que no se va a poder medir) donde está la plataforma de gobierno. Al que logra leerlo le dan dos entradas gratis para el stand up del día siguiente.
Luego los actores se sacan la ropa de lentejuelas y los afeites y saludan en el hall del teatro. El más cariñoso es Pino, que abraza a todos como diciendo me da lo mismo con quien me alío. Los radicales reparten estampitas de Alfonsín y se sacan fotos con los correligionarios. La mayoría de las fotos salen con la mano de Carrió haciendo cuernitos sobre sus cabezas. La última foto es una selfie grupal que saca la misma Carrió con una mano bien en alto. Ella insiste luego que la foto la sacó Dios. Nadie aprueba. Nadie la contradice. Y vuelve el silencio.
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