Miércoles, 27 de enero de 2016 | Hoy
Por Homs
el hombre que vendió al mundo vino a él siendo David Jones pero ya había otro David Jones haciéndose pasar por uno de los Monkees
las identidades equívocas estaban barajadas
Una nota en la revista Roll despertó lo más malsano de mi curiosidad.
Por esos días mi mamá y mis tías, con el cambio a nuestro favor, iban a Brasil, entonces, ¿por qué no pedirles que trajeran algún casete de tan fascinante artista?
Así las cosas, Bowie me llegó a Totoras, todavía pueblo pero siempre Capital Nacional de la Leche, en el inicio de los ochenta. Arribó desde Uruguayana con un cargamento de sábanas, bombones y cuchillos Tramontina.
Tiempo después me enteré que "Bowie" era un nombre de fantasía tomado de un americano fabricante de cuchillos que le había puesto su apellido a uno de sus modelos más populares.
Bowie y su filo provocando cortocircuitos en un lugar donde cualquier cosa que se apartara dos milímetros de la norma era casi un vómito del diablo.
Creo pertinente aclarar que a los varones que asistíamos a la Escuela de Comercio General José de San Martín, de la anteriormente citada localidad de Totoras, nos inspeccionaban de manera diaria el largo del pelo. Y si el pelo tocaba el cuello de la camisa no entrabas al colegio.
ChChchchchanges
Entre la maraña de maravillas por las que se enredaban mis pulsiones había una canción que me perturbaba particularmente, sería acaso esa guitarra de suave rasguido que se hacía tensión hacia el peso de un nombre que reverberaba. O vaya uno a saber qué.
¿Quién? ¿Qué? ¿Andy Warhol? ¿Alguien acá entiende algo?
Máscara sobre máscara, exactitud en la copia y defecto del original.
Después y mañana no existieron; el arte se manifestaba.
Hunky Dory y Pin ups fueron las dos primeras obras que le oí.
Por el vaivén de nuestros cuerpos bailando Modern Love la ciudad, al perder estática, gana en belleza.
Pepsi y el avantgarde se mezclan con la zona franca boliviana.
Estamos en Marte, Berlín y Warszawa.
Zeballos y Corrientes. Una escalera que sube.
Tenemos veinte años. Flotamos entre la niebla.
Araña de cristal.
La rabia de un perro de diamante.
Bowie tajo Fontana.
Una escisión conceptual y física que desde la superficie caló en la profundidad.
Que Tin Machine suene fuerte.
Nunca fuerte será lo suficientemente fuerte.
Y que se quejen los vecinos.
Yo de ellos solo recibo falso folclore o rock cabeza.
Beep beep
PD David, yo te adoro
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