CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA.
› Por Adrián Abonizio
En Polonia, donde funcionara un campo de prisioneros del nazismo, descubrieron el motivo de un natural compost formado bajo las sombras de alerces. Allí la tierra estaba bien abonada, rica en nutrientes. Debajo, como habían creído en un principio, no hallaron cadáveres o restos humanos, sino zapatos... miles de zapatos de esclavos que, al degradarse el cuero, formaron ricos nutrientes para una flora ambiciosa, inocente y ajena. Los empleados del lugar consideraron este hallazgo más siniestro que el haber descubierto huesos, calaveras, costillas. Seguramente, porque lo imaginado es peor que lo macabro de lo absoluto, de lo palpable. Según dijeron sin temor a subjetividades, las plantas y flores crecían de la mejor forma en ese sitio.
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