Jueves, 25 de agosto de 2016 | Hoy
Por Regina Candel Martínez
Me encontré con Miami por primera vez en mi segundo viaje a este monstruo de ciudad. Caminaba una tarde calurosa, calurosísima por Bayside Market. Paseo dominguero. Uno se imagina familias o grupos de amigos caminando, mirando vidrieras, haciendo alguna compra o tomando algo en Hard Rock Café. Pero no. Lo que me encontré fue un gran escenario con una bahía y cantidad de botes, lanchas, veleros y yates de fondo. Sobre el escenario una mujer de unos sesenta años rubia pelo largo, pollera de cuero negra, medias de red negras y botas hasta la rodilla de taco alto doradas. Frente a ella un micrófono y a su alrededor cuatro músicos de pelo largo, remeras metaleras negras obviamente, alguno con un sombrero de cowboy, todos de sesenta años para arriba. Actitud rockera. Espíritu metalero. Alma de música pesada. Comienzan a tocar y de pronto reconozco indicios de salsa, bachata y cumbia colombiana en su repertorio. Sale el público a bailar a la pista. Una muchacha preciosa, delgada, chaleco de jean, short de jean y tacos altos, piernas larguísimas. Nada la detiene y con su sonrisa y aretes grandes rosados saca a bailar a un hombre con pinta de venezolano. Camisa blanca, sonrisa gigante tipo colgate y el pelo con gomina atado con una colita. Sus kilos de más no significaron nada a la hora de bailar con la muchacha. Los dos se reían. Mientras la mama, tía y abuela de la muchacha, las tres con caras latinísimas, la filmaban y aplaudían desde la tribuna. Alguien me empuja y cuando me corro veo tres chinas de unos 40 años con unas ganas locas de bailar que se mueven apresuradas a la pista. No saben los movimientos ni entienden la letra. Solo bailan y se ríen. Mas lejos veo a un hombre solo. Negro. Altísimo. Todo vestido de blanco hasta el sombrero. Sus movimientos son del tipo Mick Jagger pero creo que sólo es porque está borracho. Se lleva la vida por delante. Por un momento me imagino que su semana es rutinaria, aburrida, solo tomando sentido cuando llega el fin de semana y se prepara para este evento. Su domingo en Bayside Market. Es su chance de ser alguien inventado. Hay mujeres con vestidos largos y otras con vestidos cortísimos y escotes pronunciados. Hay mujeres que no son mujeres con tetas gigantes. Hay hombres blancos gordos con remeras que no le tapan la panza y mucha barba. Hay hombres de 70 años que bailan como si tuvieran treinta. Hay familias con niños rubios y blanquísimos. Hay negras exuberantes con peinados de trenzas y calzas tapando colas gigantes. Hay cubanos, colombianos, venezolanos, brasileros, chinos, indios, y algún que otro norteamericano. Así comienzo a conocer Miami. La ciudad donde todo es ísimo. La ciudad donde una banda rockera toca bachata para latinos y chinos. Si, definitivamente eso es Miami.
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