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Viernes, 14 de diciembre de 2007

CORREO

Educación

Somos un grupo de padres de escuelas públicas y privadas que, en el convencimiento de que la educación es una herramienta indispensable para transformar la realidad, nos hemos constituido en una asociación civil sin fines de lucro: Padres en Defensa de la Educación y de los Alumnos (PADEA). Desde hace dos años, nuestra mayor preocupación han sido las horas libres y los reiterados paros docentes, porque creemos que afectan seriamente la calidad educativa.

Sin embargo, hoy nos damos cuenta de que no sólo debemos poner énfasis en la educación como transmisión de contenidos, sino también en la educación como formadora de valores, ya que es evidente la falta de límites por parte de la familia; la intolerancia mutua entre padres y docentes, y son numerosos los hechos de indisciplina protagonizados por adolescentes, frente a los cuales se aplica la misma sanción: se los deja libre o se los expulsa de la institución.

Creemos que la formación de valores descansa sobre todo en la familia, pero también en el trabajo mancomunado de padres, docentes, directivos, alumnos de cada ciudadano en particular. Nada lograremos culpándonos unos a otros. Mucho menos judicializando problemas sociales o criminalizando toda inconducta de los menores, sin reparar en que esos jóvenes deben vivir su adolescencia en un momento donde la familia la escuela y la sociedad en su conjunto están atravesando, precisamente, por una profunda crisis de valores.

Respecto al tema de las sanciones, opinamos que deberían servir de ejemplo y de aprendizaje; ser justas y guardar relación con la conducta que se sanciona. Si un alumno "se copió" tendrá un aplazo en la materia; si provocó un daño edilicio, no solo debería repararlo sino cumplir además con una acción comunitaria. La "probation" también podría aplicarse en los casos de agravios a la institución escolar, a un integrante de su comunidad, o a la sociedad en general. Mientras no exista un ámbito de convivencia en las escuelas y se insista en actuar sobre los hechos consumados; mientras no se eduque predicando con el ejemplo, con amor y respeto, pero también con límites y sanciones; mientras el compromiso de los padres con la escuela solo se limite a una firma en el cuaderno de comunicación, sin lugar a dudas, estaremos muy lejos de alcanzar esa educación en valores y de solucionar el problema de la indisciplina.

Como padres debemos recuperar los puentes de diálogos con la escuela y revalorizarla como el mejor ámbito para abordar estos problemas. Por eso reclamamos la creación de un espacio de participación institucional, más allá de las cooperadoras o los clubes de madres, que nos permita interactuar con los otros miembros de la comunidad educativa. Así se lo planteamos el año pasado, a las entonces autoridades del Ministerio de Educación de la provincia y de la Universidad Nacional de Rosario.

En definitiva, como adultos tenemos la obligación de hacernos cargo de los adolescentes porque coincidiendo con un pedagogo, creemos que "son alumnos que estudian en el siglo XXI, con docentes formados en el siglo XX y en edificios construidos en el siglo XIX", que viven además en una sociedad en crisis, donde impera la anomia, el hedonismo, y la falta de respeto al prójimo.

Lic. Delfina Suspisiche

Miembro de Padres en Defensa de la Educación y de los Alumnos (PADEA)

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