Sábado, 16 de agosto de 2008 | Hoy
En sus espaldas llevarán siempre el peso de desapariciones, torturas. Terrorismo de estado. Crímenes de lesa humanidad. Y aún más. Volcar a la pobreza a miles de personas. Un plan de muerte y despojo. Quizás piensen que en un pasado han ganado pero No Pasarán. Los idearios libertarios, los sueños, y el compromiso solidario sigue, in extremis, siempre estuvo. Siempre está y es tozudo, inclaudicable, va hasta el fin. No pasarán, seremos siempre su freno. El claro objetivo antipopular encaramado en postales advenedizas, muchas veces, como Pando y otras ancestrales como señores de sociedad de campo y ciudad representados por mercenarios de turno (milicos de ayer y civiles de hoy), se relame en su miseria. No pasarán. Seremos siempre la garantía de la justicia. Aunque pisen fuerte y compren almas No Pasarán. Los sueños colectivos de un pueblo sediento de justicia, paz, igualdad social y democracia no están adormecidos. Son precisamente el muro de contención y el punto de partida de que los otros, los extraños, lo que reniegan de este pueblo. Asorados, o no tanto, fuimos espectadores de las declaraciones de los represores Antonio Domingo Bussi y Luciano Benjamín Menéndez, quienes están siendo finalmente enjuiciados por uno de los tantos crímenes aberrantes de los que son responsables. Aun cuando repugnan al oído democrático las palabras de los represores, es importante reflexionar: Las declaraciones de Bussi no hacen más que confirmar, de una forma sórdida, lo que los sobrevivientes y las organizaciones de DD. HH venimos denunciando desde los albores de la democracia. Reconoce la existencia de un plan sistemático, de centros clandestinos de detención por doquier, listas de opositores formuladas desde antes del golpe de estado. En tanto, siguen apelando a un mentiroso "estado de guerra", desterrado de los estrados judiciales desde la sentencia 13/84 (Juicio a las Juntas). Se reivindican como titulares de la suma del poder público y desde ese lugar, los denunciamos como perpetradores de todo tipo de crímenes de lesa humanidad. Las víctimas, merecedoras después de tantos años de justicia, y el estado argentino, deudor en la materia, ubicándose, de a poco, a la altura que la historia le reclama, queremos cerrar un capítulo, uno de los más negros de nuestra historia como nación, de la única forma posible. El ejemplo más extremo de un estado de inseguridad lo constituye precisamente el terrorismo de estado de la mano de un plan de exterminio, de muertes. Un plan sinistro para acallar voces libres y profundamente comprometidas con sentimientos de solidaridad social.
Juan Rivero
Ramón Verón
Gabriela Durruty
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