Lunes, 15 de septiembre de 2008 | Hoy
Alerta
Mientras representantes de la ciudadanía rosarina se reunían en el recinto del Consejo Municipal de nuestra ciudad para rendir unánime homenaje al doctor Salvador Allende, presidente de la República de Chile, derrocado militarmente por las fuerzas armadas de su país, en complicidad con sectores civiles contrarios a la distribución de la riqueza, con la anuencia y el apoyo del gobierno de los Estados Unidos de Norte América, en la República hermana de Bolivia, se ha intensificado un ataque violento y despiadado de las fuerzas opositoras al gobierno ampliamente elegido y recientemente ratificado por el pueblo boliviano en un referéndum inobjetable, del cual algunos de nosotros fuimos testigos en carácter de observadores ecuménicos.
La gravedad de los hechos que se ha estado produciendo en estos momentos (campesinos pobres muertos, heridos y desaparecidos, toma de instituciones del estado y de organizaciones sociales y ataques a yacimientos de hidrocarburos) y que han dado lugar a la justa expulsión del embajador norteamericano por el presidenta Evo Morales debe poner en estado de alerta a todos los pueblos y gobiernos de nuestra América y el Caribe. La presencia de la cuarta flota y la acción de la quinta columna en nuestro medio, como tan gráficamente lo expresara el presidente Chávez recientemente, son claros signos de un nuevo intento del Imperio por impedir, a cualquier precio, que el gran sueño de una patria fraterna de unión y liberación, de nuestro próceres, desde Bolívar a San Martín, desde Artigas a Martí o Sandino, y tantos otros, se haga realidad en nuestra generación, que se mueve entre grandes frustraciones y preciosas esperanzas.
Como organización no gubernamental que busca, con otras fuerzas y movimientos de nuestro país, un nuevo "proyecto nacional y popular" en respuesta al gran desafío de Porto Alegre: "Otro Mundo es Posible", no sólo nos solidarizamos con el gobierno constitucional de Bolivia, atacado a nombre de federalismo y administración racional, sino que comprometemos nuestro esfuerzo, dentro y fuera de las fronteras de nuestra patria, por un continente libre y soberano, y por sociedades genuinamente democráticas, justas y fraternas, al servicio de una humanidad , donde "la justicia y la paz se encuentren" y se establezcan, firme y definitivamente.
Obispo emérito Federico Pagura
Profesor Oscar Lupori
Pronapo
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