Jueves, 27 de noviembre de 2008 | Hoy
Exigimos justicia. Nos pisotearon los sueños en el pasado. Y ahora escapan de la forma más cobarde para no recibir una justa condena. Don Mario "Malevo" Ferreyra se caracterizó en los 90 por su fama de mano dura. Esa misma mano dura que aportó en las mazmorras de Tucumán, amparado por la impunidad de un régimen ilegal e injusto que cercenó la lucha popular de miles de almas que querían construir una sociedad justa. El terrorismo de Estado tuvo un fin: enriquecer a algunos, mientras se sacaban del medio a quienes decíamos NO. Pero algo es seguro, mientras los cobardes como el Malevo Ferreyra se llevan sus miserias a la tumba, nosotros seguimos, estamos de pie y vamos por justicia.
Ahora bien, no es fácil elegir una reflexión para empezar a pensar en lo que vimos, azorados, por la pantalla de Crónica TV el viernes. Se transmitía y retransmitía_ el "Malevo" Ferreyra había terminado con su vida ante la inminencia de un nuevo proceso penal en su contra. El 11 de noviembre pasado, el juez Federal Subrogante Nº 1 de Tucumán, Daniel Bejas, había librado orden de detención contra Ferreyra y contra el ex comisario Francisco "Pancho" Orce, en la "megacausa" que investiga la existencia de un centro clandestino de detención en el ex arsenal Miguel de Azcuénaga, durante la última dictadura militar. La investigación se refiere a unas 80 víctimas de un total de mil, que se estima pasaron por ese centro durante la intervención militar de Antonio Bussi, en Tucumán. Ferreyra y Orce están acusados de haber participado en la privación ilegítima de la libertad de Carlos Osores y en la violación de Graciela Osores, su hermana.
Pero esta vez ya no era por los homicidios a los que los tucumanos estaban acostumbrados, y por los cuales había sido dos veces condenado, esta vez lo alcanzaban los juicios donde se investiga el accionar del estado terrorista, que lo tuvo entre sus miembros ejecutores y entre sus más fervientes defensores.
El lento brazo de la justicia, con más de dos décadas de atraso, llegaba por fin a la puerta de su casa.
La cobarde salida elegida por Ferreyra trata de evitar lo que los sobrevivientes vienen reclamando, trata de impedir que el derecho a la verdad y la justicia se vean finalmente respetados.
Tucumán fue la cuna del terrorismo de estado. Allí se produjeron los primeros "ensayos" de la doctrina de seguridad nacional, se instaló el primer centro clandestino de detención y exterminio del país.
El año 2009 será, debe ser, el año de las audiencias orales en nuestra ciudad. El debate oral y público permitirá a todos los ciudadanos conocer el horror de boca de sus protagonistas.
Juan Rivero
Concejal
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