Miércoles, 21 de enero de 2009 | Hoy
Comisión
El más humilde militante político sabe que el propio Perón decía que para que no se resuelva algo, lo mejor era crear una comisión para que lo estudie.
El veterano líder peronista quería significar así que el peso de una excesiva burocracia plancha toda iniciativa y es precisamente eso lo sucedido con las "instrucciones" dadas a la ministra de Salud Graciela Ocaña por la señora Presidenta con respecto a las fumigaciones con agroquímicos, muy especialmente sobre plantaciones de soja, maíz y girasol.
Se han expedido tantas organizaciones, centros de investigaciones, médicos especialistas, autoridades sanitarias de sinnúmero de ciudades, asambleas de pobladores, etc., que la documentación obrante en este tema hace innecesario evaluar los daños inferidos a los pobladores, a la propia tierra, a los cursos de agua, la fauna y flora y amerita la toma de decisiones políticas urgentes.
Es de tal magnitud el daño, son tan evidentes y comprobados los perjuicios ocasionados a la salud y tan irreversibles muchos de los problemas que sufren decenas de miles de contaminados niños, adultos, mujeres y ancianos que el costo de atención se multiplica cotidianamente y los resultados son casi imperceptibles dada la magnitud del fenómeno contaminante.
A los casos de los banderilleros rociados con glifosato, hay que sumarles las declaraciones de pobladores que denuncian la fumigación sobre sus casas junto a la muerte de peces en los arroyos cercanos, los detectados casos de cáncer de piel, malformaciones de fetos y complicaciones de embarazos. Pero esta enumeración sólo agregar páginas a las ya existentes y profusas biografías de los agroquímicos y sus nocivos efectos sobre la salud de la población.
Mientras esto ocurre, importantes medios de comunicación callan en resguardo de los intereses de corruptos empresarios, funcionarios y dirigentes que miran al costado por que sus neuronas forman fila tras el dinero que producen coimas y comisiones.
Por miedo, desidia, comodidad, obediencia partidaria o la vieja política de "no sacar los pie del plato" , presidentes de comunas o intendentes, desatienden los todavía tibios reclamos de sus pobladores que ignoran que el origen de sus afecciones respiratorias constituyen los primeros síntomas de la intoxicación y el inicio de sus futuros problemas de salud.
Angel M. Contestí
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