rosario

Viernes, 3 de marzo de 2006

CORREO

Abrir el corazón

Es el tiempo de la solidaridad, de transformar el Yo en Nosotros y de no cansarnos, no cansarnos, no cansarnos... De recuperar las energías y siempre comenzar de nuevo. Aún, cuando todo parezca perdido, cuando el desaliento nos angustie y los ideales parezcan inalcanzables. Es el momento de abrir nuestros corazones y de comprender que justamente de eso se trata: los ideales son siempre inalcanzables, por eso son ideales... Es el tiempo de la coherencia, de honrar nuestra condición de ciudadanos, y por ello, Libres e Iguales. No es posible siquiera pensar en una república sin libertad y sin igualdad. Y la república, ¿no es acaso el sistema de gobierno por el que optamos en la Constitución? Es el tiempo de conocer nuestros derechos pero también nuestros necesarios deberes. De ser docentes con nosotros mismos y con los demás, fundamentalmente haciendo docencia con quienes no tienen siquiera la posibilidad de saber de qué estamos hablando, en un sistema que se funda en una brecha demasiado grande y demasiado injusta de desigualdades. Es el momento de abrir nuestros corazones y de participar, abandonando la anomia individual y colectiva que nos paraliza... Es el tiempo de la responsabilidad, de responder por nuestros actos y por nuestras omisiones, por nuestra conducta privada y pública. De hacernos cargo de las cosas, gobernar es justamente eso. La democracia es el gobierno de todos los ciudadanos. ¿Y, no es la Democracia, acaso, el sistema político por el que optamos en la Constitución? Es el momento de abrir nuestros corazones y de estar alertas frente a cualquier avance de la arbitrariedad y de la autocracia que pueda significar un retroceso en este duro aprendizaje de la Libertad, del que no podemos ni debemos claudicar, porque la Democracia nos costó demasiado dolor y demasiadas vidas a los argentinos. Por eso es tiempo de entender que la democracia es igualdad de condiciones para el Bienestar del mayor número, que es consenso y eficacia, pero sin olvidar que es también diálogo, tolerancia y oposición, porque sino corremos los riesgos de incurrir en una democracia cerrada, en una dictadura democrática, que es la peor de las dictaduras, porque se sienta en el poder de las mayorías pero en la ausencia de Libertades públicas y también privadas. Es el momento de abrir nuestros corazones, y de aprender a ver al otro, como al diferente pero no como al enemigo y de reconocer que el enemigo a veces está en nosotros mismos.

Iride Isabel María Grillo

Juez Civil y Comercial de la Sexta Nominación de Resistencia, Chaco.

Profesora Adjunta de la Cátedra A de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y Políticas de la UNNE

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