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Lunes, 30 de agosto de 2010

CORREO

Infancia

El sábado 28 de Agosto quizá hasta a Dios llegó el murmullo alegre e ilusionado de 60 niños que, como si fuera un designio de hadas y magos, haciendo posible lo imposible, podrían festejar sus cumpleaños. Todos, si, todos juntos, sin que faltaran madres, padres y abuelos, sin que faltaran juegos, abrazos, ni sorpresas y con una gran torta soñada, como para 100. Quizás por eso el cielo plomizo, se iluminó con sus sonrisas invitando al sol al Predio de Cilsa, de Villa Constitución.

Había muchos otros chicos, que estaban con su familia pasando la tarde, quienes sin conocerse entre sí, se sumaron al festejo, creando en unos metros del parque el territorio sublime de la infancia. Esa infancia que no sabe de diferencias de domicilios, ropajes y rostros.

La única tristeza se instalo en los ojos de los guardias de seguridad, que tenían orden de acabar con el festejo. Las órdenes provenían del Secretario de Desarrollo Económico de la Municipalidad, Horacio Cucchiari.

"No había autorización" para estar allí, disfrutando de un espacio público como la gran familia que somos en Casa de los Niños de la Asociación Engranajes. Como si los niños debieran pedir autorización para jugar y festejar en el parque. "No se podía, esto era un acto".

Sí señor, tiene razón, era un acto de vida, de unión y cooperación, de dignificación de la infancia, de goce real de los Derechos del Niño.

Cometimos el delito de hacer sonar en un precario baffle a María Elena Walsh, los Caracachumbas, y Pescetti, quienes tuvimos que acallar rápidamente, a pesar de que todos querían escuchar; de llevar una mesita de jardín para apoyar algunas fuentes, entre muchas otras cosas que le molestaban desde su casa , al mencionado funcionario.

Los uniformados iban y venían, ante la mirada de asombro de los niños, que no entendían por qué estaban custodiados.

Nadie entendía. Se sumaron varios padres a expresar su indignación frente al episodio y sumar su solidaridad en defensa de este espacio mágico que solo los niños son capaces de construir.

Cucchiari conocerá quizás de Desarrollo Económico. Pero estamos más que seguros que no ha tenido posibilidad de leer la Convención Internacional de los Derechos del Niño la cual tiene valor constitucional desde 1994 en nuestro país, Ni la Ley Nacional 26.061, ni la Ley Provincial 12.967.

Porque nuestros niños son ciudadanos, sujetos de derecho, hagamos cumplir la Ley. La alegría y el juego no necesitan autorización municipal.

Mariel Vallasciani

Presidente Asociación Engranajes

Villa Constitución

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