Miércoles, 16 de febrero de 2011 | Hoy
Hace tiempo que los docentes santafesinos esperábamos una instancia de concurso para titularizar y hacer realidad un derecho tan esencial como la estabilidad laboral. Si bien es un logro de este gobierno regularizar los concursos, también debemos decir que el actual concurso de secundaria está plagado de irregularidades y arbitrariedades.
En el imaginario social está representado que la estabilidad es sinónimo de titularización. Pero en realidad es una afirmación a medias. ¿Por qué decimos esto? Porque todo concurso genera un impacto y reacomodamiento en muchas escuelas. Se suman nuevos docentes, otros quedan sin horas, cargos cátedra, etc. El sistema, a estos últimos, les dice: "Muchas gracias, ya no lo necesitamos más, siga participando...". Muchos dirán: "¡Siempre fue así en los concursos!". La estabilidad laboral no debe ser una ruleta que unos ganan y otros pierden. Caer en esta afirmación tan simplista es como decir: siempre existieron ricos y pobres.
Este concurso nos debe servir para realizar un análisis profundo, estructural, a fondo, con respecto a la estabilidad laboral docente. De una vez por todas la dirigencia gremial y las bases docentes debemos comenzar a trabajar en función de eliminar la figura del docente interino. Situación de trabajo poco clara y definida, si hablamos de estabilidad. Por un lado no hay nada más inseguro que un cargo interino, por lo que ello implica. El problema reside y se recrudece en coyunturas como estas o en traslados. Es aquí donde se hacen visibles las falencias del sistema. ¿Qué sucede cuando un docente interino es desplazado por diferentes motivos? Literalmente se queda en la calle. Los compañeros docentes no cuentan con un fondo de desempleo como en otra actividad laboral privada, que le permita reacomodarse en un determinado tiempo. De esta manera de un día para otro dejamos de ser "parte de...", con todos los trastornos que ello implica, desde lo laboral, psicológico y emocional.
Esta imprevisibilidad e injusticia debe dejar de existir si realmente queremos hablar de derechos y estabilidad laboral. La realidad no es inmutable, se puede cambiar, pero ello exige el compromiso desde lo colectivo y lo solidario.
Pablo Rolón
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