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Sábado, 9 de junio de 2012

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El señor de las letras

Carlos Fuentes contagiaba la altura de sus creencias a través de sus novelas, artículos periodísticos, ensayos y la oralidad de sus conferencias humanísticas. Creía en el amor, la amistad, la libertad, la educación, en los hijos, la lectura, en Velázquez, la política, en Zurich y en la libertad. Nació en Panamá, nacionalizado mexicano, estudió en Montevideo, Buenos Aires, Estados Unidos y Ginebra. Recibió numerosos premios por el ejercicio de su pasión por las letras, el Nacional de literatura en México, el Cervantes en 1987 y El Príncipe de Asturias de literatura en 1994. Su tormentosa prosa envuelta en remolinos de argumentos existenciales, históricos, políticos y cinematográficos, jamás se detenía.

Su máxima expresión íntima tal vez sea su ensayo "En esto creo" (2002), en él, examina destinos colectivos, personales, fervores y amores, entre ellos la muerte y distanciamiento de sus hijos y la felicidad junto a su esposa y musa Silvia Lemus.

Testigo privilegiado del boom Latinoamericano, alguna vez recordó el duelo entre dos nóveles de literatura a la salida de un cine en alguna ciudad de Iberoamérica. Se educó en la izquierda, ideales que asumió y mas tarde criticaría desde la meditación de interrogantes.

Durante la última década recorrió países fustigando las nuevas ideologías globalizantes, reclamando a la comunidad internacional un rostro humano a la era global. Sostenía que el origen de las brechas de desigualdad en América Latina obedecen a decrecientes niveles de información y a la exclusión de millones de personas del sistema educativo.

Su libre albedrío lo definió según sus palabras, como bicho de pavimento. Conceptuaba a las ciudades del mundo como "tribus accidentales", caminaba y dictaba conferencias en París, Nueva York, Salamanca, Quito, Praga y Rosario.

Al barajarse los nombres del posible premio Novel de literatura su mirada y sus pasos buscaban otros horizontes. Aunque su obra ya descansaba en la antesala de algún palacio de Estocolmo.

Tuvimos el honor de conocerlo durante el Congreso de la Lengua organizado en Rosario.Su imagen con destellos de plató de filmografía, se paseo en el discurso inaugural del congreso en el Teatro El Círculo. Nos habló de la herencia de los oídos y la memoria de los libros, de Cervantes, Bartolomé de las Casas, de Yucatán, de Borges y el Popol Vuh, entonces el aplauso una vez más al señor de las letras.

Marcelo Yaszczuk

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