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Imprevisiones

Los pagos de las obligaciones de las cargas sociales por parte del Estado (sean provinciales o nacionales) deben formar parte del análisis presupuestario y la gestión de las autoridades, con la decisión de disponer en tiempo y forma de los recursos para hacer frente a cada compromiso.

Las disculpas, no caben, ya que administrar los recursos implica un prolijo manejo de las finanzas públicas, estudiar cada inversión, prolijidad en el detalle de los gastos, hacer un exhaustivo análisis de las cuentas en las que ajustar y comprometer los fondos para los pagos de sueldos del personal garantizándose así el funcionamiento de toda la estructura administrativa del Estado que incluye las prestaciones ineludibles de los servicios educativos, de la salud, etc. etc. y que debieron ser debatidos cuando se discutió el presupuesto.

Hasta las previsiones por accidentes, tormentas, lluvias en exceso o falta de ellas, daños a las producciones agroalimentarias, etc. etc. en una ajustado presupuesto deben estar contempladas ya que incluso existen hasta mecanismos de seguros que se contratan a tales efectos, licuando las pérdidas y garantizando las rentabilidades de los distintos actores.

No disponer de los recursos para hacer frente a ﷓por ejemplo al pago de los SAC (sueldo anual complementarios) ﷓es más que una demostración de ineficiencia, una actitud de negligencia, ya que se juega con los ingresos de la gente, sus expectativas y hasta sus necesidades en muchos casos.

En función de corregir los desvíos de fondos, ejercer severo control sobre los gastos, aceitar los mecanismos de control y frente a la imperiosa necesidad de preservar el patrimonio de todos devolviendo la confianza en quienes deben administrarlo, propongo a nuestra dirigencia política, gremial, empresaria y social, a recuperar la costumbre de trabajar sobre los digestos institucionales y hacer efectiva la administración honesta que nos garantice un marco de ejemplos para las nuevas generaciones, recuperándose así uno de los principales valores de nuestra democracia. Podrá ser posible?

Angel M. Contestí