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Sábado, 29 de marzo de 2014

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El Otro

Qué nos atraviesa como sociedad para asesinar a golpes a un joven?, Qué significa que una comunidad mate a plena luz del día a alguien que intenta robar una cartera?, Quiénes somos y en que nos hemos convertido, para volver a la práctica medieval de la "justicia por mano propia"?

Estos sucesos deben pensarse y reflexionarse a la luz del contexto que nos habita y que construye un sentido común, fogoneado, sostenido y cristalizado por los medios de comunicación y por los poderes hegemónicos. Estos poderes se han lanzado a una construcción política y simbólica contraria a ese enunciado realizado por la Presidenta Cristina Fernández, "La patria es el Otro".

Ese enunciado, que encierra una concepción humanista, política y cultural sobre quién es ese Otro, cómo construimos su imagen, y cómo construimos nuestra propia identidad.

Por otro lado, la construcción hegemónica apela a una de las herramientas más eficaces de las que se han valido muchos "políticos" en nuestra reciente América del Sur: el marketing político. La concepción central de esta corriente economicista, es que quien decide el lugar de ese Otro es el mercado, las leyes que rigen la sociedad y que cada quien decide su posición en la estructura social o de clase. De esta manera, estas posiciones políticas retoman los viejos legados de "la supervivencia del más apto".

Esta concepción marketinera encarnada ahora por Sergio Massa, construye su eficacia en decir lo que la gente quiere escuchar, bajo el peligro de olvidar que los responsables políticos deben decirle a la gente no lo quiere escuchar, sino cómo deben funcionar las instituciones para que la vida en comunidad sea lo más pacifica posible y atenúe la violencia, inmanente a toda cultura.

Que los ciudadanos no crean en las herramientas del Estado para resolver los conflictos es también un contexto peligroso que lleva a la justicia por mano propia. Ante esta gravedad, necesitamos funcionarios que se posicionen como deben, éticamente, y no como las circunstancias lo ameritarían para un aprovechamiento político.

Por último, deberíamos preguntarnos a nos﷓otros mismos qué responsabilidades tenemos en que una cartera valga una vida, en que un derecho sea pensado como subsidio, en que la inversión del Estado sea vista como gasto. Qué responsabilidad tenemos cuando pensamos al Otro, o sólo volvemos sobre el Yo individual.

Matías Solmi, antropólogo

Fundación Igualar

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