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¿Justicia o reality?

Hoy, en la era del show televisivo y la primicia al instante, parece que los únicos susceptibles de credibilidad son los medios a través de la modalidad del "reality", en la que todo tiende a expresarse. Y lo peor, es que esta tendencia alcanzó también ahora a la criminalidad, vanalizándola y exponiéndola al aire con el mismo ímpetu argumental que una variedad más de espectáculos, o una novela en capítulos, o el amorío de turno de algún famoso. El caso criminal, que requiere intervención no sólo judicial sino también de otras agencias e instituciones, ya no parece discutirse en los estrados del Tribunal competente y pasa a "telechimentarse" en los programas de tv y radio (de allí el empobrecimiento en el trato de la cuestión), donde los debates y ensayos probabilísticos escapan de las manos de peritos o expertos y son absorbidos por panelistas devenidos en "opinólogos juristas" aunque provenientes de esferas muy distantes de la del derecho, pero con una fuerte repercusión (creada estratégicamente en amplia faja de horarios y canales de tv).

A ello debe sumarse la oculta pero innegable intencionalidad política con que se desea que el caso se conozca, y la consecuente distorsión estadística que se pretende proyectar.

Arrojada "la verdad" por dichos medios, resulta entorpecedor para la Justicia arribar a resultados distintos de la expectativa generada en torno al reality, donde suelen revelarse incluso detalles precisos y estratégicos de la investigación que bien pueden traducirse en obstáculos a la eficacia del accionar preventivo y judicial.

Es hora de reflexionar que tipo de soluciones queremos a la hora de la investigación y la persecución de la criminalidad... ¿la del reality o la judicial?

Martín Rodríguez Luna