Domingo, 31 de mayo de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › BEATRIZ SARLO, HABLA DE CARA AL BICENTENARIO.
La filósofa pasó por Rosario y opinó también de la política santafesina. Dijo que Reutemann es "un líder conservador con fama de honesto". La educación y la imagen de un país.
Por Leo Ricciardino
Estuvo en Rosario para brindar una serie de conferencias de cara al Bicentenario, pero no pudo sustraerse a la pasión que siente por la política y por analizarla en el marco de cada coyuntura. Beatriz Sarlo es filósofa y una de las intelectuales más lúcidas que tiene el país. Opinó sobre los candidatos en Santa Fe y, particularmente, sobre Carlos Reutemann de quien dijo: "Es un líder conservador con fama de honesto". Para Sarlo, esperar el Bicentenario de la patria el año próximo "sólo como una cuestión de fechas y aniversarios, no sería deseable". Y agregó que "hay algunas cuestiones importantes a discutir: Una de ellas es la readecuación de la imagen que la Argentina tiene de sí misma. Así como en el primer centenario este país se pensaba con un enorme futuro y con una enorme potencia; Argentina tiene que readecuar su imagen. Pensarse como un país pequeño, hoy los grandes países son países demográficamente grandes, excepto que sean países europeos", explicó.
Otro punto clave para Sarlo es la educación. "¿Qué hacer de nuevo con la educación? El centenario fue un momento en el que se volvió a pensar la educación argentina, ya se habían cumplido 30 años de la ley 1420 y por tanto la educación tenía que se repensada en sus contenidos. Hay que volver a pesar en esto en el sentido de cómo hacer para dar una enseñanza de calidad en un país en el que los chicos pobres van a llegar a ser la mayoría de los chicos escolarizados".
-Tendría que ser una tarea titánica del Estado. ¿No piensa que se ha agrandado mucho la brecha entre los sectores medios y los sectores populares?.
-La Argentina está partida. Está partida por la mitad, es exactamente eso a diferencia de lo que ha pasado durante varias décadas donde teníamos un país disociado, relativamente integrado con bolsones de pobreza. Pero donde además la posibilidad de ascenso social se mantenía. Hoy los crecientes millones de pobres no tienen hoy perspectivas de modificar su situación y sin eso no hay una integración eficaz al mundo del trabajo. Nadie trabaja simplemente porque es la maldición bíblica, la perspectiva de ascenso debe ser un elemento fundamental en el imaginario del trabajo. Nosotros tenemos ya dos generaciones en muchos casos que no han visto trabajar a sus padres. Por lo tanto es clave restaurar lo que son las culturas productivas a través de la escuela.
-¿Por qué le cuesta tanto a los distintos sectores de este país un núcleo de coincidencias básicas como sí lo han encontrado -no sólo países del primer mundo- sino Brasil, Chile?
-Bueno, Argentina no tiene política exterior que es donde se supone debe haber un núcleo que coincidencias básicas dado que la política exterior no dura lo dura un mandato o dos de un mismo presidente. Mercosur es uno de los pocos ejes, pero ese es también un punto donde debería haber un cambio en el imaginario porque ahí Argentina ingresa con la premisa de que somos iguales con Brasil. Hay que readecuar esa idea porque nosotros compartimos este espacio con un país que es una de las grandes potencias del siglo XXI y nosotros somos pequeños a su lado, hay que entender eso. Tiene que ver con un problema de autoimagen. Hoy Argentina no puede decir que es el país del pleno empleo, así como lo pudo decir en la década del '50, esa situación se terminó y el discurso se acomodó a una realidad distinta. Bueno, esto tiene que pasar en otros temas.
-¿Recuerda una campaña electoral con tan bajo nivel de discusión política, con tanta pobreza de ideas?
-Sí, fue un crescendo. En algún punto Gran Cuñado es la culminación y la crítica de lo que es la campaña electoral, el programa de TV es posible porque se confunde en algún punto con la realidad de manera muy evidente. Gran Cuñado y el discurso político comparten una arista que es la vanalización absoluta: El programa vanaliza una tradición de humor político argentino, pero la política se ha vanalizado a un nivel intolerable. Aún para aquellos que vivimos pendientes del día a día político por cuestiones profesionales y por una vocación, llegamos al aburrimiento.
-Bueno, acá en Santa Fe la cosa no es muy distinta, pero tiene algunas particularidades. ¿Cuál es su opinión de lo que pasa en este distrito?.
-Bueno en Santa Fe en estas elecciones se definen candidatos presidenciales, de un lado y del otro. Es decir, del lado de Carlos Reutemann y del lado de Hermes Binner. Según los resultados del 28 de junio y de la lectura que se haga de ellos, cualquiera puede quedar bien posicionado para el 2011. Lo mismo puede pensarse para Scioli en provincia de Buenos Aires, por eso son los dos distritos donde se juegan cosas importantes. En el caso de Felipe Solá ya no puede jugar nada porque los millones de De Narváez lo sacaron de la cancha.
-¿Los sectores medios dividen su representación en estos comicios, entre peronismo y otras fuerzas?
-No en su totalidad. Las capas medias encuentran también su representación en el peronismo. En este sentido Reutemann es un ejemplo. Porque Reutemann es un conservador, quién busque un líder conservador con fama de honesto puede encontrar allí a un referente.
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