Hoy, en el Día del Médico, nos embargan dos sentimientos contrapuestos: por un lado el afecto que nos une a todos los profesionales a quienes enviamos un saludo fraternal al tiempo que renovamos nuestro compromiso con la vida, con el ejercicio digno y eficiente de nuestra profesión y, por ende, con la salud de toda la comunidad. Por otro lado sentimos una profunda inquietud por la desatención de que somos objeto por parte de quienes definen las políticas y los presupuestos de salud y con ellos las pautas remunerativas del trabajo médico.

El año que culmina ha sido particularmente difícil para nuestra profesión porque, incomprensiblemente, la salud aún no figura entre las prioridades del gobierno. En consecuencia, seguimos con un sistema atomizado, anárquico e injusto que, además de cercenar los legítimos derechos de muchos profesionales, a menudo impide a un vasto sector de la población acceder a un derecho básico como es la salud.

Las autoridades y los organismos competentes, más allá del permanente reclamo que hemos efectuado, aún no han dado respuestas concretas a las demandas de recomposición de los valores arancelarios de la Seguridad Social y demás entes financiadores que constituyen la principal fuente de trabajo y de ingresos para los profesionales.

Paralelamente, a lo largo del año los médicos venimos desplegando acciones de lucha, tanto en el ámbito municipal como provincial, reivindicando retribuciones y condiciones de trabajo y estabilidad que todavía están muy lejos de adecuarse al nivel de responsabilidad y dedicación que se nos exige a diario.

En este contexto cobra relevancia el papel de las organizaciones representativas frente al individualismo y sectorización de los profesionales que se acrecentaron con la desregulación de la salud en los `90, facilitando la restricción de nuestros derechos laborales y gremiales.

Sólo la unidad y coordinación de todas las organizaciones genuinamente representativas con reconocimiento legal posibilitará superar esta situación desfavorable, trascender el accionar crispado de pequeños grupos y obtener el reconocimiento y respuesta de las autoridades a nuestras legítimas demandas.

Con la proximidad del nuevo año se redobla el desafío institucional porque nuestra entidad va a cumplir el 12 de mayo próximo 75 años de vida jalonados por acciones que marcaron rumbos, no sólo en nuestro ámbito, sino en la configuración del ideario y práctica de todo el gremialismo médico argentino.

Asimismo reivindicamos con orgullo el desarrollo y solidez de todos los emprendimientos gremiales, prestacionales, socioculturales, solidarios y de investigación que fueron generados desde nuestra institución.

El espíritu que nos anima en cuanto al afecto y compromiso con toda la comunidad médica, lo volvimos a personalizar en el homenaje, junto a la Facultad de Ciencias Médicas, a los colegas que cumplieron en el 2006 sus 50 años con la profesión al servicio de la vida y la salud de nuestro pueblo. Por último, hacemos llegar a todos nuestro afectuoso saludo y el augurio de un futuro más promisorio para el próximo año.

* Presidente de la Asociación Médica de Rosario