Cesio Romero, de 23 años, estaba sentado en la vereda de la casa de Zeballos 1024, al lado de dos heladeras y otros tantos ventiladores de techo. "La señora me dejó cuidando los electrodomésticos porque fue a buscar un flete", fue el argumento que esgrimió. Claro que la coartada se mostró insuficiente con la puerta de la casa abierta, una linga de seguridad cortada y una palanca de hierro. Los efectivos de la Policía Motorizada -en definitiva quienes hacían las preguntas- se sacaron las pocas dudas que les quedaban cuando minutos después arribó al lugar una mujer con su esposo, quienes afirmaron que Romero les había dicho que tenía a su padre enfermo y necesitaba plata, por lo que le había vendido parte de los muebles por 300 pesos. El ladrón había encontrado la vivienda desocupada y, tras violentar la puerta, se dedicó a vender en el mismo lugar los muebles y electrodomésticos que iba retirando de la casa.