Creo que si hay una crisis familiar es una crisis familiar masculina. Ante los cambios en las mujeres como: reformularse su papel en la maternidad y la crianza de los hijos, tomar la iniciativa en los divorcios, salir a la búsqueda de empleo o profesión; los hombres han reaccionado problematizando su papel en la familia y creo que son quienes más dificultades encuentran para crear nuevos vínculos de amor y convivencia.

El hombre ha sido movido de su lugar de poder patriarcal. ¿Estos cambios operados a nivel social han invalidado, disminuido, debilitado tanto el lugar del padre como para que un hijo adolescente pueda decir cosas como estas? (es una noticia periodística, ﷓en España﷓, un chico escribe una carta a los padres porque quiere una moto y éstos no satisfacen su deseo): "Hipócritas, vagos, farsantes, mentirosos. Notifico formalmente que, como máximo, el próximo mes de junio del presente año ya no estaré en este domicilio y nunca me volveréis a ver, pero será por vuestra culpa, porque sois unos hijos de puta. Os advierto, encontrar una solución interesante de forma inmediata o afrontar las consecuencias y represalias que se van a producir en un futuro muy próximo. Sois los peores padres y ojalá no os hubiera conocido, y no quiero que me dejéis ningún tipo de nota estúpida por debajo de la puerta. En caso contrario os devolveré sus cenizas. ¡Miserables!, ¡ojalá os muráis!". Este discurso no es una excepción; con matices, lo escuchamos en nuestro trabajo clínico.

Vivimos una época que como cualquier otra tiene sus particularidades, donde la inestabilidad de lo cotidiano y la precariedad de la existencia invaden las relaciones humanas más inmediatas, sobre todo en esta época, donde la búsqueda del todo está en la particularidad del cada uno.

* Psicoanalista residente en España. Fragmento de su artículo sobre la familia publicado en Compendio de Jornadas sobre "Las familias en la actualidad, nuevas modalidades, nuevos conflictos" en Barcelona.