PSICOLOGíA › EL PSICOANáLISIS, UN DISCURSO QUE HABILITA LA IRRUPCIóN DEL DECIR
El análisis sitúa el corte en sus diferentes dimensiones, en tanto ese decir se dirige al saber del inconsciente y da cuenta de ese lugar del saber. El efecto fundamental es que "el amor es un decir en tanto que acontecimiento".
› Por María del Rosario Ramírez*
La pregunta por el amor es una pregunta de interés para todo el mundo y ha ocupado el ingenio en todas las épocas de la cultura y del saber popular. Si pretendiéramos consultar a los autores y textos que rozan o tocan de lleno el tema, sería una empresa prometedora, a su vez magnífica pero interminable. Sólo por nombrar algunos de ellos, desde El arte de amar de Ovidio, a los textos platónicos sobre el amor, la poesía caballeresca en la Edad Media, los textos de autores místicos, algunos de los pocos registros que quedan de los escritos llamados herejes, los atinentes al dogma de la religión cristiana, La divina comedia y aquí o allá alguna novela literaria, la comedia o la tragedia. A la hora de decidir algo para decir sobre el amor nos encontramos ante esta multiplicidad, pretendemos entonces hacer un camino más humilde pero mejor apoyado, así ¿cuál de sus sesgos podemos tomar?
Como el término -amor en el título no se encuentra solo, el que lo acompaña va a venir en nuestra ayuda. ¿Podemos localizar una respuesta unívoca en el Psicoanálisis con respecto al amor?, seguramente no, incluso sería difícil que haya al menos dos personas que coincidan o respondan lo mismo. Lo que nos indica que el Psicoanálisis no es una cosmovisión o sistema de pensamiento.
Esto último nos habilita a tomar un par de frases de Freud, seguir alguno de los desarrollos de Lacan y de esa manera intentar explicarnos partiendo de una pregunta: ¿existe en la enseñanza del Psicoanálisis, en Lacan, una lógica sobre el amor que no esté contemplada en lo que ya se ha escrito en otros campos?
Afirmamos como hecho, el Psicoanálisis es un lazo social de discurso en el que el Eros platónico entra en "las reglas de juego del amor" de transferencia. Lacan hace varias declinaciones con interpretaciones que encontramos en diferentes contextos de su enseñanza de las distintas teorías como él dice, "tradicionales sobre el amor", haciéndolas permeables a la consideración de las reglas de juego de la práctica analítica, dicho de otra manera a su estructura. La particularidad del discurso del analista es que tiene en cuenta un lugar para el "decir". No todas las palabras dichas las contamos como decir en tanto lo que lo instituye es que se trate de un acontecimiento. "El acontecimiento está en el efecto" en tanto en un análisis se sitúa el corte en sus diferentes dimensiones, en tanto ese decir se dirige al saber del inconsciente y en tanto el decir da cuenta de ese lugar del saber. El efecto fundamental es que "el amor es un decir en tanto que acontecimiento".
Creo que nunca será redundante recordar que el psicoanálisis es un discurso, es la condición que hace posible que el amor salte allí, se articule allí. Por lo tanto el amor va con las lecturas y relecturas de Lacan, en sus distintos momentos, en cada una de sus elaboraciones, comenzando por el hecho de que es Freud quien lo ha descubierto como esencialmente enraizado en la experiencia analítica, de donde se
desprende una doctrina del amor, muy moderna para los discursos antiguos como para aquellos otros de los nuevos que no la tengan en cuenta.
Desde la perspectiva más general el amor, en los comienzos del psicoanálisis, es la existencia misma de la transferencia. Freud no duda en calificarla como amor, y no establece diferencia alguna, porque no la hay, entre ese fenómeno artificial que llamamos transferencia, y el surgimiento espontáneo, de ese otro llamado amor, más precisamente el amor pasión, con el que es equivalente. Claro está que desde allí el amor chocará con el muro que es el lenguaje y por lo tanto con el obstáculo que encuentran los sexos para cualquier idea sencilla o rebuscada, de hacer de dos uno. Si nos remitimos al texto de Freud, Observaciones sobre el amor de transferencia, allí reconoce el problema que surge cuando da cuenta de que no se puede separar los dos términos concomitantes en el enamoramiento, el objeto erótico del objeto transferencial. La posibilidad del análisis estará fundada en la sustitución, que supone anteponer la cura a las exigencias amorosas. Pero si a la transferencia es posible aislarla como amor, la cuestión entonces es preguntarse por la estructura del amor.
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