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Jueves, 21 de septiembre de 2006

PSICOLOGíA › SEGUNDA PARTE DE LA ENTREVISTA CON CLAUDE RABANT

Freud, Lacan y también Mallarmé

En esta segunda entrega del reportaje, el psicólogo francés aborda con profundidad, conocidas teorías y conceptos tanto de Freud como de Lacan, e incluso analiza cómo a veces éstos se contraponen y otras, se complementan. De los elementos de Mallarmé a ese otro juego minucioso con lo inútil al que Lacan -ilustra Raban- dedicó el fin de su vida.

 Por Pablo Zöpke y Damián Coirini *

Esta es la segunda parte de la entrevista al psicoanalista francés Claude Rabant, que estará en Rosario la semana entrante dictando un Seminario sobre Literatura, Política y Psicoanálisis.

-¿Mediante qué régimen cohabitan, en su concepto de Verleugnung, la doctrina del significante y el grafo de la pulsión de muerte o Spur freudiana?

-No me gusta hablar ni de grafo ni de doctrina, como ustedes saben; eso implica una ambición que no me parece justa; son simplemente tentativas para pensar cosas difíciles de pensar, y que siempre están en movimiento, en fluctuación. Al concepto de Verleugnung, simplemente lo tomé de Freud en el momento en que emerge, en el momento en que Freud le da un lugar al lado de la represión para describir fenómenos que no entran en el marco de la represión, que la represión no capta, que tocan a la perversión y a la psicosis. De hecho, esta emergencia de la Verleugnung es contemporánea de la introducción de la pulsión de muerte; pertenece al mismo avance en la investigación. Sin embargo, ese concepto viene de más lejos, sobre todo de ese pasaje de Totem y tabú, donde Freud describe una suerte de gesto originario de la cultura, en ese instante en que lo "primitivo" ante la experiencia de la muerte; inventa los ritos y los espiritus, y, "con los mismos gestos con los que se inclina ante la potencia de la muerte, la desestima". Es la prueba de que Freud buscaba desde siempre, una especie de fundamento a la represión misma; un fundamento que estuviera concebido también como un origen histórico. Lacan buscó ese mismo tipo de fundamento en la noción de "significante", una noción más abstracta y fuera de la historia, tomada de Saussure, de quien se alejó luego para buscar otros apoyos (en la topología, algo más fluctuante, más móvil, más incierto). Como para Freud, se trataba ante todo de una confrontación con la psicosis y sus avatares. La razón por la cual Lacan eligió poner de relieve la Verwerfung (traducida en adelante por el término recibido: forclusión) en perjuicio de la Verleugnung, es una razón que nunca explicó totalmente. Esto introdujo sin duda cierta distorsión entre las dos teorías, freudiana y lacaniana. Pero podemos actuar con ellas, llevándolas a las dos a su raíz común, es decir a la experiencia clínica y a la posición del sujeto en el lenguaje. Lo que yo intenté es, sin duda, cierta conexión entre las dos.

-¿Podemos fiarnos, al fin de un análisis, del advenimiento de un sujeto que mantiene una relación con su destino que sólo la cura permite? ¿Un saldo cínico?

-No hay ningún cinismo, me parece, en adoptar tal perspectiva ﷓ por lo menos si entendemos por "destino" no una cadena rígida sino una relación flexible e inventiva del sujeto con su historia, incluso retorcida. Cuando Freud emplea el término de "Schicksal" (destino), es para subrayar mejor que debemos cambiar algo en él, que no es una fatalidad, solamente un dato de partida. El destino, es lo que debemos cambiar; la destinación es lo que le habremos dado après coup. Tal como, en El chiste y su relación con el inconsciente, esa historia judía que Freud califica como "escéptica": "¿Por qué mientes diciéndome que vas a Cracovia para hacerme creer que vas a Lemberg, mientras que en realidad vas verdaderamente a Cracovia?". En la realidad, la situación de deseo está frecuentemente construída sobre lo inverso: "¿Por qué me dices que vaya a Cracovia para impedirme que vaya allí, creyendo que iré a Lemberg, por el deseo de contradecirte? Y bien, a pesar de tí, iré de todas maneras a Cracovia!". Hacer mentir al deseo del otro es una parte de nuestra destinación. Hay que ser escéptico con la verdad para cambiar la dureza de un destino en la significación de una destinación. En efecto, hay una cuestión de creencia en lo que llamamos "destino". Un psicoanálisis está hecho para modificar nuestra relación con él a través de una modificación de nuestra creencia. Modificando nuestra creencia en el destino, modificamos ese destino mismo, ya que lo propio del destino, es hacernos creer en su necesidad. Evidentemente no se trata de decir que nos volvemos, por arte de magia, "amos" de nuestro destino, sino que, en cierta medida, somos libres de cambiar su significación y de decidir nosotros mismos nuestras orientaciones. Si no hubiera esa libertad, creo que el psicoanálisis no tendría ningún sentido.

-Conocemos los objetos de Mallarmé: los oros, los crepúsculos, los abanicos, los pasos y cuerpos en danza. ¿Lo "espacioso" de un nudo sería de su serie? ¿De su gusto?

-¡Mallarmé! Volvemos entonces, para terminar la entrevista, a la función poética! Sí, creo que es posible una analogía. Por lo menos si comparamos al Mallarmé de los "Versos de circunstancia" con el Lacan del "Sinthome" y de los nudos borromeos. Por un lado está, en Mallarmé, ese "Oro de lo fútil", según la expresión de Yves Bonnefoy, ese trabajo del poeta dedicado a la redacción de sobres, las "recreaciones postales", los votos de Año Nuevo, los envíos de frutas glaceadas, regalos diversos, abanicos, dedicatorias, huevos de Pascuas y otros aniversarios. Por el otro, están, en Lacan, esas cosas minúsculas y fútiles que son también los nudos borromeos, cosas casi infantiles. Ese juego minucioso con lo inútil al que Lacan dedicó el fin de su vida y de su enseñanza, esa devoción por las huellas de una coreografía imposible a través de la manipulación, siempre parcialmente fracasada, de dibujos y trozos de hilos, en busca de una transmutación alquímica del lenguaje. Tal vez haya, en uno como en otro, una misma tentación por la nada, una misma atracción por "la inanidad sonora" de un objeto destruido!.

*Psicoanalistas.

Traducción: Marcela Gianni.

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El prestigioso psicoanalista francés, Claude Rabant. Disertará en Rosario, en un seminario, la semana próxima.
 
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