He sido invitado para el próximo 21 de octubre a hablar en el Seminario: "La constatación del deseo en el análisis" perteneciente al Ciclo Claves del Psicoanálisis. Trataré de mostrar y demostrar en esa ocasión tanto qué quiere decir ese enunciado de y en J. Lacan, como así también intentar transmitir el alcance terapéutico y social que ese enunciado implica y realiza cuando el acto analítico en la cura tiene lugar.

El deseo del analista y el Sujeto supuesto (al) Saber nombran e indican en Jacques Lacan ejes ineludibles en la práctica del psicoanálisis, en la clínica, como se dice habitualmente. En realidad es más preciso decir que la clínica es una dimensión de la práctica del psicoanálisis en la que se realiza el lazo social que el discurso del psicoanálisis es. Un discurso, el más nuevo y "joven".

A mi entender, todo análisis que ocurra en cuanto tal debe necesariamente plantearse en la dimensión de lazo social. Esto último quiere decir explícitamente que se encuentren en función tanto el deseo del analista como el Sujeto supuesto al Saber. Estas cuestiones no son las únicas que están presentes y que encontramos en un análisis, es decir, en el desarrollo de su clínica que es la cura. Pero son cuestiones que es necesario tener en cuenta para entender de un modo lógico y topológico, incluso en el dominio de la teoría de la dimensión de los nudos, qué se hace cuando se hace un análisis. Para no sólo poder explicar o describir sino para dar cuenta ﷓y también darse cuenta﷓ qué se hace cuando se hace en un análisis, dicho de otro modo, cuál es nuestro que﷓hacer en tanto psicoanalistas.

El acto analítico es lo que ocurre como acontecimiento en un análisis, esto es lo que marca un antes y un después en el transcurrir del mismo. En este sentido se podría recordar la frase de Freud, su consigna ética con respecto al deseo: "Wo Es war soll Ich werden" (Donde Ello era el Sujeto debe advenir). El sujeto es el corte, pero no sin la función del objeto. Si se hace una interpretación, va a existir un sujeto, y el sujeto es posterior al acto. El antes y el después es hacerse sujeto de algo.

Es claro que para nadie ni en ningún lugar existe La verdad. El psicoanálisis tiene una relación a una verdad sin que ella constituya su orientación, es más bien un corolario, una consecuencia de su hacer: la relación de un sujeto a la castración. No entendiendo esto como una verdad sino como un lugar posible de existencia para cualquier ser hablante en tanto sujeto de su decir. Estas y otras cuestiones serán tratadas en el Seminario al cual me invita Héctor Franch.

Sé del trabajo y del esfuerzo que anima a cada uno de los que estamos, o queremos estar, en la práctica de este lazo social que es el análisis. Esto no implica ninguna distinción ni privilegio, pero necesita de la disposición de un deseo que cualquiera puede, quizás, tener y disponer. En ese caso es necesario que en su formación como analista pueda ofrecerlo como objeto para que un análisis ocurra, eso no se hereda se aprehende o no. La abstinencia del analista no tiene un sentido moral, es la abstinencia de estar como sujeto en esa función. Que el analista haga semblant de objeto no implica una sustracción en el sentido que no hay nadie ahí, sino que estando ahí se sustrae como sujeto. El deseo del analista no hace otra cosa que realizar esa sustracción, porque de esta manera, al no hacerse sujeto de un deseo, pone al deseo ﷓es su función﷓ como objeto.

Si así puede suceder, el psicoanálisis seguirá. Pero como se puede deducir, no es sin el que﷓hacer de los psicoanalistas o bien de aquellos que comienzan a tener (o bien creen tener) una transferencia a un discurso, el del psicoanálisis. Esta es una condición necesaria pero, como creo haber dicho de algún modo, no es suficiente.

Se trata en definitiva que no hay suficiencia que valga, y que cuando la hay estamos ante la impostura a través de la cual lo que desconoce en primer lugar es la castración.

* Analista Miembro de la Escuela Freudiana de la Argentina y Co﷓fundador de la Fundación del Campo Lacaniano.