Domingo, 30 de septiembre de 2007 | Hoy
OPINIóN › PANORAMA POLITICO
Por Pablo Feldman
La aprobación de los pliegos remitidos por el gobernador Jorge Obeid a la Legislatura y su resolución con el decisivo concurso de la mayoría oficialista, puede tomarse como una demostración de fuerza de quien detenta el poder hasta el 10 de diciembre, o como el último acto de un gobierno que no dejará herederos.
En las cercanías del gobernador -para sostener la primera de las hipótesis- aducen que "Kirchner lo bancó" después de que Hermes Binner -a los pocos días de resultar electo- le planteara al Presidente la inconveniencia del procedimiento adoptado por Obeid para cubrir dos vacantes, una de Ministro de la Corte Suprema otra de Procurador General. Con diferencia de horas Obeid se reunió también con Kirchner y allí recibió la advertencia de que "esa fue la última" y a cambio de asumir ese compromiso no sería desautorizado. Eso fue lo que le dijeron a Binner en la Rosada y el gobernador electo dijo al salir del encuentro con el Jefe de Estado que "no se habló del tema".
Así se llegó entonces a la Asamblea Legislativa que aprobó con diferentes adhesiones los pliegos de Daniel Erbetta como miembro del máximo tribunal y de Agustín Bassó como Procurador. Pasada la votación en la que el ex-decano de la Facultad de Derecho de Rosario no tuvo oposición -los socialistas se abstuvieron- también obtuvo mayoría el doctor Bassó, para satisfacción de Rafael Gutiérrez, integrante de la Corte y principal impulsor de su colega del Colegio de Magistrados. La diferencia entre Erbetta y Bassó no sólo puede apreciarse en las votaciones, sino en la predisposición que mostró el abogado rosarino a concurrir a la comisión que trataba los pliegos a responder cualquier tipo de inquietud en contraste con el magistrado santafesino que esperaba la aprobación "ficta", es decir por el simple paso del tiempo. En ese sentido Erbetta llegó a decir -después de la aprobación por la Asamblea Legislativa- que "si hubiera sido así yo hubiera replanteado aceptar el cargo", una extemporánea apreciación, de imposible comprobación.
El trámite de la Asamblea Legislativa no sólo sirvió para darle mayor legitimidad a los nombramientos, sino también para tomar nota de algunas actitudes en los bloques parlamentarios que seguramente se proyectarán sobre la futura gestión.
La más notoria, la de los legisladores radicales que votaron afirmativamente el pliego de Erbetta, contradiciendo la línea trazada por el nuevo gobernador.
Los binneristas sostienen que el episodio termina allí, pero otros dirigentes del socialismo lo ven como un presagio, alimentado por algunos radicales que pregonan la creación de bloques parlamentarios independientes. Tal vez eso termine siendo así, pero a esta altura sería una pésima señal al electorado que votó por el Frente Progresista imaginando entre otras cosas una mayoría parlamentaria en Diputados.
Es probable que la elección de dentro de un mes postergue algunas pretensiones, porque eso minaría aún más las chances del sector para los comicios presidenciales.
En el peronismo -sabedores todos del aval de K para esa última jugada- hubo "subordinación y valor" salvo la decidida y sintomática actitud de Danilo Kilibarda que no sólo no votó ninguno de los pliegos, sino que "marcó la cancha" y no hace falta aclarar que no sólo lo hizo en nombre propio. El ex-ministro de Carlos Reutemann refleja en buena medida cual será la actitud del PJ en los próximos tiempos, sobre todo con el "obeidismo" fuera de la escena. Y es aquí donde se construye el segundo escenario -el del último acto de un gobierno que no deja herederos-.
Carlos Reutemann no quiso ser candidato por el temor a una derrota pero no sólo ahora sino también en el futuro. Así como el Lole "vio algo" -cuando no quiso ser candidato a Presidente para enfrentar a la Alianza- tuvo ahora una percepción semejante, más aún, algunos de sus colaboradores sostienen que el ex-piloto cree que habrá socialismo para rato.
Más allá de esto, que difícilmente sea reconocido públicamente, el peronismo debe reorganizarse desde el llano, una tarea desconocida en Santa Fe. Y si bien por razones de edad inclusive, no parecen ser las intenciones del Senador ninguna otra que renovar su banca, un buen número de dirigentes -entre ellos la mayoría de los legisladores electos- se siguen referenciando con él.
Reutemann no va a emerger a la luz pública de la política santafesina, pero tampoco va dejar vacante su lugar. Es probable que el diálogo entre el gobierno de Binner y la oposición se haga a través de los canales propios de la legislatura y que el "garante" sea Reutemann en esta etapa de posreutemismo que la derrota de Rafael Bielsa ha transformado en una era más larga de lo imaginado tiempo atrás.
Habrá que ver a qué juega Agustin Rossi, con destino de Ministro o Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación en un hipotético gobierno de Cristina. Los demás, Omar Perotti, Ricardo Spinozzi, y otros sobrevivientes del "huracán Hermes" siguen sin "cortar el cordón" con el Lole. Puede ser una limitación de carácter, una decisión estratégica o una real convicción, pero en cualquier caso no parece que haya por ahora ninguna alternativa al "hombre que nunca estuvo".
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