El conflicto entre el gobierno nacional y las entidades que nuclean a los productores sojeros es el emergente de la falta de un política seria para el sector, cuya renta es gravada indiscriminadamente. A esta altura se ha transformado en una pulseada que va mas allá de la defensa de los intereses ﷓en el caso de los productores﷓ y de inflexibilidad del gobierno. Los episodios de violencia en algunos piquetes y el componente social de la protesta revela comportamientos que exceden las reivindicaciones sectoriales e ingresan a un terreno en el que la ideología no está ausente. Llama la atención cómo los mismos terratenientes a los que el menemismo les arrasó sus acres, se "levantan" ahora ante lo que consideran un avasallamiento de sus derechos. Antes, Alvaro Alsogaray y Adalbert Krieger Vasena habían aplicado las retenciones sin que nadie chistara, pero ahora las Hilux y los tractores cortaron las rutas de casi todo el país. Y el mérito es del gobierno que ha logrado abroquelar a los colonos con unas pocas hectáreas y que apenas alcanzan a cubrir sus costos ﷓y son castigados con el 44% de las retenciones a la soja﷓ con grandes terratenientes que se han cansado de comprar departamentos en la línea del río. A estos últimos, lo que les sucede es que van a ganar menos de lo que ganaron, pero jamás perder. Sin embargo son los más decididos a la hora de continuar con el paro y los cortes de ruta. Allí aparece la "conciencia de clase", porque son los mismos que amagan con pasar por los canteros en sus 4x4 cuando está cortada la Avenida Godoy, o llaman a las radios para putear "a estos negros de mierda que no trabajan".

La torpeza del gobierno alimenta este conflicto. Sus gravámenes indiscriminados ﷓entre otras cosas﷓ arrojaron en los brazos de la otrora oligarquía terrateniente a la Federación Agraria Argentina, con orígenes e intereses bien diferentes de la Sociedad Rural Argentina. Y esto lo saben mejor que nadie los santafesinos, bastaría repasar la historia de los colonos de Alcorta o Máximo Paz. Pero el gobierno sigue acumulando reservas en el Banco Central y manteniendo el mismo esquema tributario, es por eso que más allá de quienes lideran la protesta, no consigue la adhesión de los sectores progresistas. La plata de las retenciones no sólo no se distribuye equitativamente, sino que tampoco se aplica a tecnología, desarrollo, construcciones de caminos, reactivación de ferrocarriles (salvo el faraónico tren Bala) y mucho menos a una política de subsidios que no sólo sería necesaria para el mantenimiento de fuentes de trabajo (los tambos son el mejor ejemplo) sino para poder mostrar que "el campo" no es uno solo. Pero nada de eso ocurre, y la inmensa mayoría de los argentinos ﷓que no tiene campo﷓ asiste a esta disputa sin final a la vista y con promesa de desabastecimiento para la semana que viene.

Frente a este panorama, Hermes Binner que intentó mediar antes de que el conflicto llegara a tener la intensidad que hoy evidencia, ha tomado distancia del gobierno de Cristina Kirchner, tratando de no engordar las huestes de la "patria sojera", cosa que no siempre consigue ya que los "líderes de la protesta" son dueños o amigos de los dueños de los medios de comunicación que la amplifican como si fuera el "Grito de Alcorta".

El gobierno pretende que su inflexibilidad sea tomada como una demostración de fuerza y de defensa de los intereses de las mayorías. Le resultaría más fácil hacerlo creer si le cobrara impuestos diferentes a los que tienen una parcela que apenas pueden sostener, de aquellos que tienen miles de hectáreas y hoy se disfrazan de "piqueteros/cardón".

La rentabilidad del campo no tiene comparación ﷓aún con las retenciones﷓ el precio de la hectárea y su alquiler se han duplicado en dólares en los últimos 4 años, y paralelamente la deuda de los productores se pesificó, en muchos casos licuándose.

No hay un solo campo, y el gobierno ﷓que lo sabe﷓ debería actuar en consecuencia, por ejemplo recreando la Junta Nacional de Granos, protegiendo a los pequeños productores, y cobrándole a los latifundistas. Peor no le va a ir, hoy sin hacer nada de eso tiene a todos en contra.