El hartazgo que produce el conflicto del campo por fuera de los actores principales, ya es un elemento tan gravitante que muchos creen que influirá de manera determinante a la hora de decidir -de parte del agro- cómo sigue el plan de lucha. El acto de Rosario fue tan molesto para el gobierno como exitoso para los chacareros pero después de unos días, unos y otros saben que allí se juntaron varias cosas y que una cuestión es manifestarse un domingo en el Monumento y otra seguir día por día enfrascado en los reclamos sin tener una sola hectárea.

Para el intendente Lifschitz, que fue pero no entró al corralito de "celebridades" opositoras donde se acomodaron Blumberg y Castells, entre otros; el panorama está más despejado: "No creo que la convocatoria al comercio y la industria tenga un alto impacto en Rosario", se animó a pronosticar para hoy el jefe del Palacio de los Leones después de ver la apatía que la convocatoria despertaba en las cámaras.

Y a la hora de coleccionar curiosidades que va dejando por el camino este largo conflicto que atraviesa a la sociedad por lugares inverosímiles; el intendente se vio nuevamente citado cuando el titular de la Corriente Clasista y Combativa de Rosario, Eduardo Delmonte, sorprendió al decir "no entiendo al intendente, hace unos días estuvo con nosotros en el Monumento al lado del campo y ahora nos trata así". Delmonte hacía referencia a los dichos de Lifschitz que los calificó de "extorsionadores y chantajistas" por haberle tomado la Plaza San Martín en reclamo de ayuda en efectivo para familias pobres. Si Delmonte no entendía la reacción de Lifschitz, alguien tendría que decirle que mucho más difícil es entender la postura de la CCC apoyando a la Sociedad Rural en un acto paquete en el que se pidió por millonarios intereses sectoriales, para quedarse solos ahora en medio de una plaza sufriendo la ola polar por 500 pesos. Y ni una sola 4x4 se vio rondando a los improvisados fogones para arrimar aunque sea un paquete de yerba o una ración caliente para los chicos. Todo es muy extraño.

En las ciudades más pequeñas y pueblos, la cosa está más clara para el lado del campo. Ahí el impacto se siente más cerca y el asiento de gran parte de la agroindustria que contiene al grueso del empleo en esas localidades es un factor clave. Estos territorios han sido muy hostiles para los intendente peronistas, pero en especial para uno de ellos: el intendente de Rafaela Omar Perotti que es el santafesino que detenta el más alto cargo partidario en la nueva estructura del PJ que armó Néstor Kirchner a caballo de este duro conflicto. Perotti no tuvo otra alternativa que firmar aquel duro documento del PJ nacional y después volver a su ciudad donde fue varias veces increpado a pesar de que el dirigente se caracteriza por desarrollar posturas conciliadoras en todo momento. Pero se ve que -en algunas circunstancias- aquello del no lugar para la tibieza que lanzó el ministro Julio De Vido, se ha convertido en regla. Ojalá haya maneras de oponerle el "Elogio de la Tibieza" de Mempo Giardinelli, publicado en este diario la semana pasada. Porque aunque para muchos suene algo cobarde, es la razón de existir misma de la política. Lo otro es la guerra, lo que sigue cuando la política se ha cerrado hasta el punto de ser incapaz de parir algo.

De una cosa ya quedan pocas dudas. Más temprano que tarde y aunque la solución esté a la vuelta de la esquina, lo que pasó (y sigue pasando) tendrá su impacto en las internas de los partidos -sobre todo aquí en Santa Fe con el justicialismo- y también sobre las parlamentarias de 2009. Eso sí que ya no hay forma de detenerlo.

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