Domingo, 7 de junio de 2009 | Hoy
OPINIóN › PANORMA POLíTICO
Por Pablo Feldman
A 20 días de las elecciones parlamentarias, la estrategia del socialismo parece haberse impuesto. Esto no significa que vaya a ganar las elecciones, pero sí que la dinámica de la campaña y el contenido de la disputa es el que se propuso desde el despacho principal de la Casa Gris. Esto explica -entre otras cosas- la prudente actitud de Carlos Reutemann que se ha ocupado de declarar en cuanto medio se lo entrevistó que "estamos frente a una elección pareja" concepto que dista considerablemente de los pronósticos de algunos de sus colaboradores que se quedaron petrificados en el escenario Reutemann vs. Giustiniani que en rigor nunca existió más allá de las formalidades. Por entonces, cuando Lole se lanzó como precandidato a la Presidencia de la República para el 2011, su reelección como Senador era un trámite, y a decir verdad lo sigue siendo -lo mismo para Giustiniani-. Pero en el caso del ex gobernador se descontaba un triunfo holgado. Fue a partir de ese "gastar a cuenta" que mostró el PJ de Santa Fe, al menos del reutemismo, que Binner tomó la decisión de involucrarse en la campaña "en defensa propia" más que pensando en la proyección nacional.
Con Reutemann "guardado" le costó "un Perú" sortear la mayoría opositora en el senado provincial, mal querría experimentar en la segunda mitad de su mandato con "los muchachos" encolumnados y agrandados para recuperar la gobernación dentro de un par de años. Para sorpresa de muchos -entre ellos el ex piloto- Binner salió con todo, decidido a ocupar el centro del ring y a marcar el pulso de la campaña. Y da la sensación de haberlo conseguido. Faltan apenas tres semanas y más de la mitad del electorado no sabe quién es Daniel Germano -habiendo sido ministro de Reutemann y de Víctor Reviglio- y más del 70% no tiene ni idea de quién es Alvarez. Vale la pena aclarar que se trata de quienes encabezan las listas de candidatos a diputados nacionales que competirán entre sí, además de Agustín Rossi, que es por lejos el más conocido pero el de menor intención de voto de las tres listas que seguramente colocarán representantes en la próxima legislatura.
En este marco no sólo es impensable un debate entre los candidatos sino que además aparece como innecesario. En el caso de los senadores, para desgracia de Giustiniani, tampoco pesa la labor parlamentaria, reconocida por sus colegas y prensa especializada que ubica al socialista como uno de los más empeñosos y cumplidores. En ese sentido, Reutemann, que hasta el debate por la resolución 125 votó siempre con el Frente para la Victoria, prácticamente no tiene proyectos propios sino que acompañó a los elaborados principalmente por su compañera de Bancada y también candidata a la reelección, Roxana Latorre.
Podría decirse que en una acepción diferente a la conocida y denostada durante este proceso electoral, salvo la de Reutemann -que se juega bastante más que su banca- la de los demás, en especial la de los socialistas son candidaturas "Testimoniales". Sin menoscabar las virtudes y el trabajo de los integrantes de las listas está claro que la pelea es Binner/Reutemann y que hasta el momento los esfuerzos hechos por Reutemann para no ingresar a ese terreno fueron infructuosos. Tanto éste no era el escenario imaginado que hasta perdió el "timming" que siempre lo caracterizó y lo llevó a cometer esa bravata inexplicable de la "maquinaria nazi". Desde entonces, Reutemann volvió a refugiarse en su silencio que hasta el momento le ha dado buenos resultados. Pone más empeño en "despegarse" del gobierno nacional sin lograr éxito pleno que en "atender" al socialismo.
Reutemann sabe que el voto de Rossi puede representar un porcentaje decisivo a la hora de exhibir un triunfo o una derrota. El "corte de boleta" aparece como una incógnita, y si bien en este "todos contra todos" de acusaciones el socialismo aparece con un voto más consolidado, no sería extraño encontrar en los sobres boletas de Reutemann/Rossi, o de Giustiniani/Rossi. Más allá del esfuerzo que haga el candidato del "chivo", Leoni, nadie piensa que rentendrá siquiera la mitad de los votos que colecte su referente, y el porcentaje en una elección ajustada -por pequeño que sea- puede ser determinante según donde se vuelque. Otra incógnita es el voto en blanco, que habitualmente es más alto en las elecciones parlamentarias que la de cargos ejecutivos, pero en ese caso no hay "beneficiarios" definidos.
Las últimas semanas de campaña no traerán, como sí ocurrió otras veces, a ningún dirigente nacional a Santa Fe. Ni siquiera la visita de la Presidenta a la planta de General Motors el jueves pasado puede tomarse con un acto de campaña para la provincia. Y es que tanto Binner como Reutemann saben que son ellos y no otros los que traccionarán los votos, que una vista de Elisa Carrió es más probable que le quite más votos de los que pueda sumar, o en el caso del Lole una vueltita de Mauricio Macri, para no decir Eduardo Duhalde, que no le agregarían ni un sufragio.
Así están las cosas en el tramo final, lo que resta saber es si la transferencia de votos a la que apuesta el socialismo -que ha puesto Binner junto a Giustiniani en los últimos afiches que se han pegado- se da en la proporción que refleja la imagen del Gobernador. Quienes interpretan las encuestas saben que una cosa es imagen, otra es intención de voto y más aún transferencia de votos. No parece sencillo pero tampoco imposible, además en el caso de Binner no tiene otra alternativa.
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