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Enero ya se fue pero dejará su recuerdo imborrable de cortes a cualquier hora y de cualquier duración. Durante el mes la municipalidad pareció estar de vacaciones, aunque no fue así, pero prácticamente la provincia monopolizó los titulares de todos los diarios. Es que entre la crisis energética, los remezones de la discusión con el peronismo por la reforma tributaria en los últimos días de diciembre y el debate que se viene por los salarios públicos; poco o nada pareció llamar la atención en la ciudad. No mucho más que la votación del 10 por ciento de aumento de Patente Automotor que se suma al 20 que ya había otorgado la Legislatura.

Entre tanto calor sin ventilador ni aire por los problemas eléctricos, no es sencillo pensar con claridad. Pero una de las cosas que más llama la atención en medio de tanto dato técnico alrededor de las dificultades de la EPE, es el que dio el propio ministro de Aguas y Servicios Públicos Antonio Ciancio, cuando calculó que sólo Rosario necesitaría unos 1.500 millones de pesos de inversión para renovar su cableado subterráneo de más de 40 años en algunos casos, para evitar en un futuro los problemas que se dieron este enero y que -hay que decirlo ya sucedieron en veranos anteriores. La cifra equivale a reconocer que nunca la ciudad estará en condiciones óptimas de funcionar en su parque energético, o al menos no hasta que pasen muchos años y eso siempre y cuando se mantenga el ritmo de inversión en el área. Y esto, se sabe, es uno de los principales problemas: ¿A quién se le ocurriría invertir en cables enterrados cuando hay tantas urgencias? Cuando cede la demanda, aún aquellos vecinos que estuvieron días enteros sin energía, tendrán sólo un recuerdo de lo que pasó. Y ese es el problema no sólo de la provincia o Rosario, sino del país entero. En materias como la energía lo que cuenta es el planeamiento estratégico, algo sumamente desconocido para este país en el que todo se consume en el día a día. Y uno se puede animar a decir que es un problema -el de la energía de todos los países emergentes por esta situación, por no mantener inversiones en el tiempo. Y no solamente por falta de recursos, sino por falta de pensamiento estratégico.

Muchas cosas se dijeron estos días en torno a las inversiones de la EPE. Culpas hacia atrás, ciertas en muchos casos pero injustas en otros. No es verdad que en todos los períodos peronistas en la provincia hubo desinversión en la EPE, pero sí hubo falta de ritmo en las inversiones y sí, en el período de Carlos Reutemann un deliberado interés de vender la empresa. La discusión claramente no es partidaria, sino política, estructural, profunda y sostenida a través de los años. Ningún gobierno provincial podría invertir en un mandato más de tres mil millones de pesos para poner a cero todo el sistema de distribución de la EPE. Por eso, debe involucrar a varias gestiones, sean del signo político que sean.

Para ir sobre otro de los debates de este enero que llega a su fin, también es cierto que servicios e impuestos estaban atrasados. Pero las palabras del diputado Cejas -también titular de la CGT Santa Fe a principios de mes, no dejan de sonar como reales: "Vamos a embarcarnos los gremios en una pelea del 20 por ciento de aumento de salarios que no sé si conseguiremos, pero lo que sí sé es que ese porcentaje ya estará licuado para los agentes públicos provinciales por la inflación y los aumentos en tributos y servicios", dijo el legislador y hasta ahora nadie se atrevió a desmentirlo. Más allá de las necesidades, el gobierno provincial estará preguntándose si era recomendable acumular todos los aumentos juntos. Al menos el de la luz quedó en estudio y hay posibilidad de diferirlo a partir de la crisis que se vivió este enero.

Como se ve poco y nada pasó este primer mes de 2010 por el ámbito municipal y más que nada fue la provincia la que tuvo que batallar día a día con los problemas mencionados. El calor irá cediendo de a poco, igual que los problemas que darán paso a renovadas disputas.

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