Viernes, 17 de junio de 2011 | Hoy
Por José Néstor Trigueros *
Las recientes conclusiones científicas del panel de expertos convocados por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud nos dejan muchas dudas sobre si es peligroso o inocuo el uso de la telefonía móvil, entonces ante la duda sobre el riesgo de vida se hace necesaria la cautela, que prevenga la incertidumbre de contraer cáncer y tomar prevenciones.
Tampoco hay certeza sobre los efectos de las antenas, a veces emplazadas sobre edificios, otras sobre pesadas estructuras metálicas que aunque prohibidas perviven erguidas y amenazantes e irradian distintas potencias que se dice no nos afectarían, aunque hay miembros de la comunidad científica que opinan en contrario por lo que el Estado debe aportar mediciones, con publicidad de lugares y valores censados que aseguren la inexistencia de radiaciones con riesgos a la salud pública, en caso contrario, la población debe evitar mantenerse en contacto directo con estas antenas, además deben acelerarse las causas sustanciadas en tribunales que amparan la continuidad porque su peligrosidad al menos existe cuando se caen.
Los productos que las telefónicas introducen anualmente al mercado representan entre 10 y 12 millones de nuevos aparatos de telefonía celular, y no menos del doble de cargadores de baterías (para la casa, la oficina, el auto), lo cual significa dejar tras de sí en número similar a los viejos equipos transformados en miles de toneladas de descarte mínimamente reciclados, con gran impacto de metales pesados y sustancias químicas tóxicas persistentes agresivas del medio ambiente, que afectan la salud de los recuperadores informales en su manipulación y se degradan en basurales contaminando suelos y napas o con el paso del tiempo al ser liberados a la atmósfera.
Respuestas: establecer mediciones desde equipos adecuados y homologados mostrando a los vecinos movilizados (que preguntan el porqué de una cantidad significativa de enfermos en derredor de una antena) que los valores emitidos son inocuos y que no estamos en presencia de "puntos calientes" (esto es cuando la radiación resultante del aporte de todas las fuentes de radiofrecuencia presentes superan los niveles máximos de exposición de un ser humano); generar normas sobre el tratamiento y destino final de los desechos; prevenir desde el Estado que el móvil, a diferencia del teléfono fijo, está siempre emitiendo y recibiendo ondas. 57 millones de equipos puestos sobre la mesa de luz, en la cartera de la dama, el cinturón del caballero o la mochila del escolar, buena parte de ellos "calentando" orejas y recovecos cerebrales durante 5000 millones de llamadas mensuales que, concretadas entre estos emisores de microondas, se supone pueden provocar efectos nocivos...
Por lo que para sobrellevar la "relación peligrosa" hay medidas coadyuvantes a tomar por el usuario:
* Usar el sistema de manos libres, el altavoz del equipo o enviar mensajes de texto.
* No hablar muchos minutos seguidos (en el cuerpo hay áreas que son sensibles al calor y a los que las radiaciones producen daños más fácilmente como los ojos y el cerebro).
* Contraindicarlo a personas vulnerables por determinadas afecciones neurológicas.
* Colocar el equipo lejos de nuestro cuerpo, cada vez que esto sea posible.
* Conservar el teléfono en carteras, portafolios, evitando la cercanía a puntos frágiles del cuerpo.
* Reemplazar el celular por la telefonía pública, la fija del hogar o la computadora.
* Dormir con el móvil lejos del cuerpo.
* Consultar sobre los equipos menos riesgosos en listas indicativas de la radiación que cada modelo emite (a mayor radiación emitida mayor peligrosidad).
* Recordar que los niños son más vulnerables a los efectos de las microondas porque a su cerebro acceden mucho más fácil las radiaciones, al igual que para el bebé de la mujer embarazada.
* Cuidar que su cercanía no interfiera con equipos médicos, monitores de actividad cardíaca, audífonos y marcapasos, en este último caso no guardar sobre el pecho.
* No utilizar el celular mientras se conduce. La alteración en la concentración incrementa la siniestralidad.
* Siempre que la señal es débil, por estar en interiores o por haber interferencias, la radiación emitida es mayor.
La Oficina Municipal del Consumidor se halla cursando a todos sus legisladores, nacionales y provinciales, estas reflexiones, sugiriendo analicen en sus respectivas Cámaras en cuanto fuera posible normas tendientes a modificar el prolongado marco de duda existente de más de una década y acciones para comenzar a promover conductas de prevención entre los usuarios y obligaciones para las empresas responsables, por ejemplo:
Que las empresas se hagan cargo de los costos o realicen directamente, la recolección, reciclado, y descontaminación de los equipos desechados, previamente por ellas comercializados en el mercado, a través de mecanismos tales como ofertas que alienten la entrega del usado y sus cargadores o lugares adecuados para su recolección y campañas de concientización.
Que el Estado exija el cumplimiento de tales obligaciones y además proteja a los usuarios con otras medidas inminentes como evitar que estructuras y antenas se emplacen o sigan permaneciendo en zonas pobladas o cerca de guarderías, escuelas, hospitales y centros similares, donde se encuentra la población más sensible; desarrolle campañas para la educación del consumo con las prevenciones para el uso prudente de la telefonía celular y publique listas de modelos existentes y la radiación que cada uno de ellos emite.
* Jefe de la Oficina Municipal del Consumidor.
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