OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
"El campo", el peronismo, la oposición y el gobernador. Un repaso exhaustivo de los actores que perdieron y ganaron el domingo pasado en la provincia tras las primarias nacionales. Las distintas estrategias para tapar la estruendosa derrota y seguir sin reconocer los aciertos que la gente vio.
› Por Leo Ricciardino
Aunque quedó cuarto el domingo pasado, el gobernador Hermes Binner sabe que es el opositor mejor posicionado. Son estas cosas de las matemáticas y de la política: Ambas no se llevan bien pero mantienen una relación sinuosa que da para analizar. Por eso el candidato presidencial del Frente Amplio Progresista fue propuesto por Federico Pinedo del PRO para erigirse como el opositor a votar en octubre. El diputado macrista pidió que Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde bajaran sus candidaturas para favorecer al socialista. Y en un esfuerzo notable que va en contra de una larga tradición patricia argentina, Pinedo lanzó su último desafío: "En esa situación yo votaría por Binner". Más raro que un Pinedo socialista, ¿no?
El gobernador Binner sabe que este tipo de razonamientos son los que han llevado a la oposición adonde está y a Cristina al 50 por ciento de los votos. Por eso, agradeció a diestra y siniestra y anunció que continuará en la suya. Un camino que ya había comenzado a transitar en la campaña para las primarias cuando Duhalde decía "mi adversario es Cristina, yo compito contra la presidenta". Binner, consultado en la misma dirección, decía: "Yo no compito contra nadie, sino a favor de un espacio progresista en la sociedad argentina". Algunos podrán decir que se trata de un slogan más, pero fue efectivo y el gobernador santafesino tiene algo a su favor que en política sigue teniendo un enorme valor: Le creen.
Ni Duhalde ni Alfonsín bajarán sus candidaturas porque tratarán de impulsar a sus nóminas para diputados en todo el país, pero saben que la batalla está perdida de antemano. Aparte del gobierno nacional, Binner es el que está en mejores condiciones de salir bien parado. Tiene un camino por delante para crecer y convertirse en una referencia opositora nacional. Le ha tomado el gusto y la mano a la crítica al gobierno nacional y esta semana en la Bolsa de Comercio de Rosario se llevó una ovación al criticar las políticas agropecuarias fundamentalmente las referidas a la exportación de trigo. La intención es clara: Si en Santa Fe hubo mucho voto del campo a Cristina, esos mismos productores tienen que saber que si descartaron a Duhalde y Alfonsín en las primarias pueden aprovechar a cambiar su voto en octubre a favor del socialista.
Mientras Pino Solanas y Lilita Carrió tratan de digerir la catástrofe electoral de las que fueron responsables; Binner se felicita por los pasos dados en el largo y difícil camino de los acuerdos previos. Recordar. Primero desechó la fórmula con Alfonsín cuando éste privilegiaba su acercamiento a Francisco De Narváez. Esa alianza fue repudiada desde uno y otro lado después del 14 de agosto. Luego le impuso condiciones a Proyecto Sur donde no estaban dispuestos a acatar la conducción del espacio a manos del PS. Ahora se ve que los términos de esa conversación debieron ser otros. Con la Coalición Cívica de Carrió, ni siquiera se hizo el intento: La relación personal de la diputada y el gobernador está quebrada desde hace años.
En todo este proceso, y también en la dura disputa interna provincial donde logró imponer a Antonio Bonfatti, apareció el Binner jefe político. El hombre terco y decidido a imponer sus propias condiciones. Por más que las cosas se muestren diferentes, el manual de conducción política es el mismo que se utiliza en otras fuerzas. Un líder, un conductor que aglutina y baja la línea. Lo demás son formas, importantes a veces, pero con la misma esencia.
En el campo
Es realmente ilustrativo escuchar por estos días los análisis que los propios sujetos de ese colectivo impreciso llamado "campo" han hecho tras la catarata de votos que obtuvo el gobierno al que ellos odian con todo su corazón. Ellos son la dirigencia agropecuaria, los mismos que antes del 14 de agosto decían --por ejemplo desde Federación Agraria- que mantenían la Mesa de Enlace junto a CRA y la Sociedad Rural porque "las bases nos lo piden" y así justificaron ese largo periplo que se inició en 2008 y que pesará sobre sus cabezas a lo largo de la historia por venir. Pero ahora Eduardo Buzzi, Pedro Peretti y Omar Barchetta crearon otra categoría de análisis. Ahora, "el campo es insignificante" desde el punto de vista electoral. Ahora lo que existe es otro término más ambiguo todavía. Ahora lo que pesa es la "ruralidad", una imprecisión que intenta tristemente justificar lo que sienten estos dirigentes al haber perdido legitimidad política y representación en su propio sector.
Como siempre, la gente intenta premiar o quedarse con lo genuino. Para qué escucharlo a Buzzi criticando al gobierno todos los días si puedo escuchar las barbaridades de Hugo Biolcatti que son más sencillas y directas. Mientras que el titular de la Sociedad Rural no disimula su odio de clase y sus ambiciones golpistas directas y por televisión; los hombres de la FAA hacen piruetas y circunvoluciones dialécticas que intentan cubrir el mismo mensaje.
Los dirigentes del agro no saben lo que los productores ya adivinaron hace tiempo: La lucha de los agropolíticos se terminó, quedan decenas de reivindicaciones sectoriales para el gobierno; pero los que se marearon y compraron los aplausos de la clase media tienen que emprender el regreso a sus entidades --si pueden- o bien la retirada.
Entre peronistas
El peronismo santafesino atraviesa una situación contradictoria porque el principal referente del gobierno aquí no puede festejar con toda su fuerza el amplio triunfo de Cristina en la provincia. Agustín Rossi sabe que tendrá por delante un enorme esfuerzo por consolidar su espacio en Santa Fe como dirigente del PJ. Por su lado, los popes que fijaron el destino del partido en los últimos 20 años cayeron sonoramente derrotados: Jorge Obeid y Carlos Reutemann expresaron claramente que no apoyaban al gobierno en esta coyuntura electoral. Tanto que es la primera vez que el ex corredor de Fórmula Uno queda al descubierto a pesar de sus precauciones: Aquella jugarreta destinada a las elecciones provinciales ("soy peronista, no kirchnerista") para perjudicarlo a Rossi y favorecer al cómico Miguel Del Sel, terminó por ponerlo decididamente contra la candidata que el domingo sacó más del 50 por ciento de los votos. Esta vez al "magnífico tiempista" de la política argentina se le paró el cronómetro y perdió hasta en su último refugio: Llambí Cambell.
Para complicar aún más el panorama del viejo peronismo santafesino, un grupo de jóvenes dirigentes ha quedado en pie para tomar la posta. A los nombres de Omar Perotti y María Eugenia Bielsa se suman una decena de intendentes de menos de 50 años que han ganado con holgura en sus territorios. Y eso, se sabe, siempre pone nerviosos a los que se resisten a dejar sus lugares.
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