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La justicia avaló el planteo del Movimiento Giros y restituyó las tierras del tambo a sus legítimos y legales poseedores después de una (ahora falsa) denuncia por usurpación que presentara el ex funcionario de Reutemann Esteban Borgonovo. En una desigual batalla, triunfó la verdad, y ahora la justicia comparte camino con la verdad.

Tuvieron que pasar tantos años y tantas cosas, para que por fin alguien tome cartas en el asunto y diga lo que hasta ahora, nadie se animó a decir: ¿quien tiene razón en toda esta historia? Y se hizo de la manera más dramática y definitiva: en un proceso penal. Que no sabe de matices. Que obliga al resultado: si o no. Hay delito o no lo hay. Alguien tiene que tener más derecho que otro. Hay uno que gana y otro que pierde. Como toda una final deportiva.

Fueron muchas las mentiras, los "pequeños propietarios", las "vecinales", los que se presentaban como pobres clase media que no tuvieron otra que comprar terrenos ocupados en la periferia de la ciudad, que no eran especuladores ni grandes monopolios, decían. Fueron obscenas e impunes las violaciones a las ordenanzas y la catarata de delitos cometidos por la empresa Cimar y sus socios políticos y económicos. Fue mucho el encubrimiento, sobretodo del ex intendente Lisfchitz, y la inacción de la actual intendenta.

Pero como dicen los murales en nuestro (ya glorioso) Tambo: "Aquí no se rinde nadie". "En el territorio insurgente, el pueblo manda: los monopolios obedecen". Y por eso batallamos hasta el final. Y hoy, finalmente hoy, ganamos. Lo decimos con todas las letras y con una inmensa alegría: ¡ganamos!

¿Como lo hicimos? Es largo de explicar. Pero, básicamente, por no dejar caer nunca nuestras tres banderas de lucha: militancia, ética y territorio. Así construimos día a día Ciudad Futura, que no es otra cosa que la materialización física de un proyecto político revolucionario. Y que está a la vista y al convite de todos.

El juez Rodolfo Zvala dictaminó archivar la causa y dejó sin efecto la medida que "restituía" a Borgonovo las 5 hectáreas e inhabilitaban el uso del Tambo. Por ende ahora la tierra vuelve a la posesión del tambo, como históricamente ha sido.

Hoy, después de un fallo judicial, de una batalla jurídica que libramos, podemos decir que la ciudad se parece más, aunque sea un poquito, a nuestros sueños.