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Viernes, 26 de abril de 2013

OPINIóN

El accionar conservador

 Por Gerardo Rico*

En tiempos como éstos, en los que más hace falta apelar a la política, vemos cómo algunos personajes que supieron tejer una mantilla progresista que cubría sus hombros mientras eran poco menos que desconocidos en el escenario nacional, suman a sus patéticas contradicciones, recurrentes y nada casuales, un accionar conservador que ya no pretenden enmascarar o disimular. Es el caso de Hermes Binner, quien no hilvana dos frases sin pronunciar el vocablo "progresismo", viene mostrando su verdadera cara.

En esta etapa del proceso político inaugurado por Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003, lo importante es desenmascarar proyectos o posicionamientos políticos antagónicos a ese modelo, dar la discusión política, no entrar en el juego de cuestionar personajes o candidatos por su estilo o imagen, sino de quitarle el velo al carácter antipopular y conservador de las fuerzas que representan a los intereses corporativos, mostrar el sentido de las alianzas que establecen con otras fuerzas políticas y, algo que no se pondera frecuentemente, el grado de sumisión que llegan a tener con los sectores más concentrados del poder económico.

Porque propiciamos la discusión política, esperamos, de Binner y del resto de la oposición, el desagravio de la figura del ex presidente Kirchner, cuyo busto erigido en la Plaza de Mayo fue injuriado, atacado y arrojado al piso en la marcha del pasado jueves 18 de abril, así como aguardamos una autocrítica por haber compartido esa convocatoria con la apologista de los crímenes de lesa humanidad Cecilia Pando y el neo nazi Alejandro Biondini. Esperamos, también, su condena, junto a la del gobernador Antonio Bonfatti y el intendente de Santa Fe, José Corral, al tercer episodio de robo de la placa en memoria de Kirchner, que estaba ubicada en el paseo costero, al borde de la laguna Setúbal. Las mismas fuerzas que quieren construir el disparatado mito de "la tiranía K", apañan a desaforados personajes antidemocráticos, entusiastas provocadores y activos generadores de violencia e intolerancia. Es en ese marco, y no en el de la anécdota mediática, que analizamos y evaluamos la clara opción de Binner al confesar que en las elecciones venezolanas hubiera votado a Henrique Capriles.

Su anodino discurso, que tanto tributa a los intereses antipopulares, se torna más transparente el contraste entre su concepción de la política y el poder con el proyecto que desde hace diez años gobierna en la Argentina.

Su paso por la gobernación de Santa Fe bastó para que Binner exhiba formidables contradicciones entre el discurso "progre" del socialismo y aliados, y una gestión que no se diferenció de las precedentes, a las que cuestionó en la campaña que lo llevó a la Casa Gris. La no política en Derechos Humanos, en Educación; la no política en torno de la seguridad ciudadana, que excede los pedidos de represión de la derecha, y tuvo y tiene como mayores damnificados a los sectores sociales más excluidos y vulnerables; el alineamiento incondicional con las patronales ruralistas y con los grupos monopólicos regionales y nacionales; el fracaso de la obra pública que debiera haber tenido como objetivo brindar la infraestructura básica a quienes menos tienen.

Fiel a la funcionalidad que la antipolítica le concede a las corporaciones, Binner anticipó cuál sería la primera medida si fuera ungido presidente: derogar la ley de democratización de la Justicia. Ni un solo proyecto alternativo, ni siquiera una idea, un balbuceo al aire que confronte con las propuestas del gobierno nacional. El Movimiento Evita denuncia este vaciamiento de la política por parte de Binner como un aporte consciente a la estrategia de desestabilización del gobierno nacional y popular que llevan adelante las corporaciones y sectores más concentrados de la economía, que están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de recuperar los privilegios que gozaban a costa de la miseria y la exclusión de millones de argentinos. No es por nuestros errores que nos critican los autores del guión que recitan Binner y sus pares, es por lo mejor que se ha hecho desde un gobierno en los últimos 60 años. Y lo hemos hecho desde la política, no desde el lugar donde está parado Binner y donde se suicida la democracia: el vacío.

* Diputado provincial, miembro de la Mesa Ejecutiva Nacional del Movimiento Evita.

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