OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
Con un ministro y un juez amenazados por el narcotráfico, el gobierno de Bonfatti ha cruzado una frontera a la que nunca se había llegado en Santa Fe. El desafío de mantener los objetivos y saber que no todos los buenos están alineados. Resultados de las gestiones de Mónica Fein en la Capital Federal.
› Por Leo Ricciardino
El gobierno de Antonio Bonfatti ha pasado a otro nivel. Llegó hasta el borde y ahora sabe lo que es estar en esa frontera. Tiene a un ministro y a un juez amenazados por el narcotráfico, y está dispuesto a demostrar que es capaz de poner freno al flagelo y también a la policía que lo amparó y posibilitó su crecimiento. Pero debe saber que aún no está todo claro, que no todos los buenos están alineados y quedan fisuras peligrosas por las que puede seguir filtrándose información valiosa.
Como dijo un legislador provincial, es hora de que caigan los cocineros además de desbaratar las cocinas. Los Monos serán un mal recuerdo del pasado sólo en el momento en que la mayoría de la banda esté detenida y con condenas firmes y se corten los contactos con la fuerza. De lo contrario, todo el esfuerzo que se ha visto hasta ahora estará en riesgo.
Por estas horas, el ex gobernador Jorge Obeid saludó la embestida del gobierno contra la narcocriminalidad, pero diferenció claramente a esta gestión de la de Hermes Binner: "Bonfatti está tratando de solucionar todos los desaguisados que heredó del gobierno anterior, donde no se condujo a la policía y ahora se ven las consecuencias nefastas de ello". Y pidió también que el combate al narcotráfico figure en "la agenda de las políticas públicas que deben tener continuidad sea quien sea quien gobierne la provincia". Quizás aquí convendría recordar que el mismo Bonfatti fue el ministro de Gobierno de Binner, pero no tenía ingerencia directa en las decisiones sobre la policía que aunque cueste creerlo llegó a estar en manos de un hombre especializado en sellar DNI, como fue Alvaro Gaviola. Esa fue una gran responsabilidad del gobernador de entonces, más vinculada a la impericia que a la mala intención pero igualmente dañina. Sólo una desacertada consideración del área de Seguridad pudo determinar semejante nombramiento.
Es notable el cambio de paradigma de una gestión que viró de la defensa de un jefe policial corrupto y preso a la articulación de la inteligencia necesaria para ir delante de las jugadas delictivas y no a la zaga. En ese mismo sentido, sería un avance que se pueda restaurar la confianza con los fiscales y jueces federales para comprender que sus advertencias apuntan también a darle carnadura a las pruebas que se recaben para sumar a las condenas de estos peligrosos y cada vez más sofisticados delincuentes. En síntesis, para que a las penas por homicidios se sumen los kilos y kilos de cocaína hallados hasta el momento.
En la administración provincial se tomó nota además que de poco servía el constante pedido de gendarmes al voleo. Fue Bonfatti quien asesorado por gente de esos mismos "verdes" comenzó a valorar la necesidad de contar con más información que hombres. De poco sirve saturar de uniformes una zona porque sólo es una medida coyuntural que únicamente congelará la acción por el tiempo que dure la estadía de las fuerzas.
El gobierno santafesino comprendió también que esa violencia pública y las balaceras a plena luz del día empezaban a comerse a dentelladas las promocionadas reformas judicial y policial. Si no tendía un dique pronto, las fuerzas desatadas comenzarían a desbordar la administración. Eligió el camino de los resultados y rápidamente se pasó de la pantomima de búnkers derribados a las detenciones y esclarecimientos de crímenes mafiosos. Se eligió un camino para recorrer, no sin dificultades, pero por lo menos se pudo establecer un recorrido.
Lo que ahora vendrá es mantener esa tensión, la guardia en alto para impedir el retroceso de lo que se ha conseguido. Fundamentalmente por lo que se decía más arriba: No todos los buenos están de un lado y muchos esperan que esto pase para volver a los pequeños negocios espurios. La caída de los "grandes" puede abrir espacio a las aspiraciones de muchos otros que desean ascender. Tanto en las barriadas como detrás de algunas placas.
El juego de Mónica
Una vez más la intendenta Mónica Fein consiguió de la Nación lo que no pudo la provincia. Claro, el gobernador Bonfatti quedó totalmente subsumido al discurso beligerante de Binner en campaña y ya no pudo distinguirse de cara a las gestiones de un gobernador ante la Casa Rosada. Pero Fein conserva su juego intacto.
En intensas 48 horas en Buenos Aires, la intendenta rosarina firmó los acuerdos correspondientes a 360 viviendas del Plan Procrear, consiguió avales crediticios para obras de cloacas y restableció la puesta en marcha de trabajos que también van a significar beneficios sanitarios para barrios como Ludueña, Fisherton, Empalme Graneros y parte de Funes.
En materia de viviendas y a pesar de los reclamos que muchas veces se escuchan hacia la Nación, la ciudad nunca ha estado mejor posicionada con casi cinco mil soluciones habitacionales -de distintas características- para satisfacer esta demanda básica de miles de familias rosarinas. Y eso es así en la medida que los tres niveles de gobierno aportan desde la medida de sus posibilidades.
La intendente se trajo también la promesa de la visita de la presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner al acto del 20 de Junio en el Monumento a la Bandera y hasta pudo participar de los detalles organizativos del mismo. Una situación bastante inédita hasta el momento ya que la Rosada es la que se encargaba de desembarcar con todo armado hasta el último detalle.
Va a ser un palco para mirar con detenimiento, como siempre que se desarrolla un acto de estas características en medio de un escenario preelectoral. Las decenas de candidatos a concejales del kirchnerismo en Rosario querrán estar cerca de la presidenta al igual que los aspirantes a la lista de candidatos a diputados nacionales sobre la que poco o nada se sabe. Todos coinciden en que la Presidenta será la que defina el nómina hasta el último detalle y ese 20 de junio faltarán sólo dos días para el cierre oficial de las candidaturas ante la justicia electoral. Más adrenalina, imposible.
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