Domingo, 13 de noviembre de 2005 | Hoy
OPINIóN › PANORAMA POLITICO
Por Pablo Feldman
Pasadas las elecciones, y tratando de sobreponerse al resultado adverso, Jorge Obeid le ha dicho a sus principales colaboradores que se dedicará "de lleno" a la gestión. Esto quiere decir que (a diferencia de Carlos Reutemann) no pondrá ningún esfuerzo en intentar reposicionarse de una derrota de la que se hizo cargo en parte. He allí otra diferencia con el expiloto.
"Fue tan impactante el resultado que nadie salió a pasarle facturas a otro", dijo a este cronista un alto funcionario del gobierno que recorrió la provincia analizando que el PJ perdió en Santa Fe, Rafaela, Venado Tuerto, y otras ciudades donde generalmente arrasaba, y fue masacrado en Rosario donde ni siquiera pudo retener los votos de la interna abierta de un par de meses atrás. "Unicamente Pedro dijo algo pero muy suave para su estilo", dijo el funcionario aludiendo a González que sigue ganando en Villa Gobernador Gálvez -aunque por menos diferencia- y que ya ha hecho públicas sus intenciones de ser el candidato a gobernador del PJ que enfrente a Hermes Binner.
Del otro frente del que salieron comentarios -más lamentos que cuestionamientos- es del reutemenemismo: su vocera Roxana Latorre reclamó la restitución de los atributos de "gran elector" para su colega senador. Pero el reclamo encierra una contradicción que ya fue apuntada en la Rosada y es que el Lole no jugó a fondo en la pasada elección.
En su entorno creen que "se preservó", en el gobierno -en cambio- que se borró. Será cuestión de tiempo, no pasará mucho para poder advertir cuál será la conducta hacia él. Sobre todo tomando en cuenta el trato deferente que dispensó el Presidente durante este año en el que lo llevó a más de una gira internacional.
Más allá de esto, y volviendo sobre la gestión, el gobierno tiene varios frentes abiertos, de diferentes niveles de conflictividad.
El conflicto con Aguas parece el más complejo, aun cuando sus efectos no se verán sino hasta las vísperas de la navidad días más o menos.
Aquí el gobierno no hace nada más que pregonar "Aguas no se va" cual si fuera un recital y el artista -que ya ha realizado algunos bises- tuviera la obligación de seguir cantando. En realidad el que "se debe a su público" es el gobierno y no la empresa que está buscando infructuosamente un escribano que le protocolice dentro de dos semanas la "devolución" de la concesión. Puede parecer exagerado pero no sólo no hay interlocución con el gobierno, sino que -como en los alquileres a estudiantes- no hay quien les reciba las llaves. Mientras esto sucede, el ministro de Asuntos Hídricos esta abocado a cuestionar por qué los rosarinos no pueden entrar gratis a La Florida. Sin dudas, el ingeniero Alberto Joaquín forma parte del problema mucho más que de la solución. Solución que a esta altura puede proceder únicamente de afuera, de la Nación, y a partir del modo en que se defina el vínculo con el grupo Suez. Obeid cree que la provincia se puede "colar" en esa succión. No parece ni fácil ni probable, y lo que es peor: el gobierno no tiene otra alternativa. Está realmente en la cuenta regresiva y con muy poco oxígeno.
Seguridad
Si bien Santa Fe no ha padecido los estragos de secuestros, criminalidad policial, y otros fenómenos que se meten en la cabeza y en los hogares de la provincia a través de los medios nacionales, en los últimos meses una sucesión de hechos ha puesto sobre el tapete el tema seguridad, y no está mal que no haga falta esperar una tragedia para abordarlo.
En consonancia con el gobierno nacional, Jorge Obeid decidió -apenas asumió- no reprimir la protesta social. Esto le trajo más de un inconveniente, pero muchos menos de los que hubieran aparecido si la determinación hubiera sido otra.
Lo que sucedió en Rosario en los últimos choques entre los equipos de la ciudad tuvo la misma actitud policial, aun cuando enfrente no había desocupados, sino vándalos, y cuando no había protesta ni reclamo, sino destrozos y saqueos.
¿Existe la orden de no actuar o es sólo impericia?
Las explicaciones de los responsables políticos del área son siempre insuficientes. La retórica de Roberto Rosúa y la "bondad" de Gustavo Peters no satisfacen las demandas de la sociedad que puede tolerar -a regañadientes- un corte de ruta pero no que le destrocen su negocio o el frente de su casa un grupo de energúmenos seguramente conocidos por la policía. Los cambios en la cúpula de la fuerza poco van a incidir si no se corrije la línea política, o mejor dicho si no se establece una línea que a la luz de los últimos sucesos -incluida la persecución a los tiros a una camioneta por la calles de Rosario- no está trazada.
Educación
El cierre del ciclo lectivo reavivó un conflicto que parecía no superado pero sí diferido. La asamblea de Amsafé seguramente va a rechazar la ampliación del ciclo lectivo hasta el 16 del mes que viene. Y si bien es cuestionable -en este punto- la posición del gremio, es de esperar que el gobierno lo tome con calma e inicie ya mismo las negociaciones para el ciclo 2006 cuyo inicio ya ha sido fijado para el 1º de marzo. Sobre todo para no repetir el error del año pasado cuyos efectos se vieron reflejados en el tortuoso ciclo que ya se termina.
Salud
El breve interregno de Juan Sylvestre Begnis al frente del Ministerio de Salud, ha dejado su huella. Si bien los trabajadores del sector continúan descontentos, y la infraestructura hospitalaria es deficiente, se han trazado algunos lineamientos interesantes, sobre todo en salud reproductiva. Esto no es poco en una provincia caracterizada por un retraso atribuible -sin dudas- a la influencia que ha ejercido la jerarquía de la Iglesia Católica sobre los sucesivos gobiernos de Santa Fe.
La designación del sucesor del "Canchi" -que se subirá al tren K en la Cámara Diputados- debería ratificar esos rumbos. Más importante que el domicilio -Obeid busca un rosarino- es el destino y sería una pena desandar un camino que ha sido recorrido en compañía de la comunidad científica y de las fuerzas de la provincia.
Como se ve, abordando apenas la mitad de las áreas del gobierno se advierte que hay mucho por hacer.
La "gestión" probablemente vuelva a ser importante de cara a las elecciones. Como lo fue el 23 de octubre y como debería serlo siempre.
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