El juez de Instrucción de la 9ª Nominación Javier Beltramone, procesó ayer al abogado Daniel José Gazzera, empleado del Ministerio de Trabajo de la provincia, por el supuesto delito de cohecho en grado de tentativa. El inspector fue filmado por las Tropas de Operaciones Especiales, el miércoles 27 de agosto en un bar de Rioja y Ovidio Lagos mientras recibía 3 mil pesos a cambio de archivar multas por 25 mil pesos a la empresa constructora Fundar por infracciones cometidas mientras levantaba un edificio en Alvear al 1600. El juez lo procesó considerándolo "posible autor penalmente responsable de los delitos de cohecho en grado de tentativa, en concurso ideal con el de sustracción de instrumento público destinado a servir de prueba". De igual modo el magistrado confirmó la excarcelación del ahora procesado y mandó embargar sus bienes por diez mil pesos. La disposición se conoce luego que se registraran dos accidentes en obras de construcción. Uno de ellos seguía este martes en estado grave.

La denuncia había sido presentada por Luis María Martinel Ferreyra, en su calidad de apoderado de la sociedad "ARTESA S.A" de Maipú 2420. El letrado denunció que el 27 de mayo de 2008 cuando concurrió a la audiencia convocada por el Ministerio de Trabajo al presentarse a la Sección Sumarios y Multas del organismo, fue atendido por Daniel José Gazzera. Según el denunciante al regresar al día siguiente "Gazzera lo convocó para salir juntos del edificio, ofreciéndole 'darle una mano' con el expediente por el cual le iba a corresponder una multa de $ 25.000 atento a las irregularidades constatadas, pero que si accedía a entregarle la suma de pesos cuatro mil pesos aquel le entregaría directamente el expediente administrativo, transformándose con esto en un asunto terminado para la firma por el instante representada".

En el marco de este expediente Rosa Sonia Malamud, Jefa del Departamento Sumarios y Multas del Ministerio de Trabajo reseñó "que los expedientes que tenía en su poder Gazzera le eran designados y cargados en planillas que el debía recibir con su firma, para que los lleve adelante la instrucción sumaria, debiendo dejarlo listo para que fuera resuelto, etapa esta que ya no era de su competencia, resolución que queda a cargo de otro personal". Por eso se deduce que "los dos expedientes que se le secuestraran a Gazzera en el momento de la entrega del dinero controlado (en el bar de Rioja y Ovidio Lagos), carecían de resolución, hecho este que presume que con su accionar, sustracción de los expedientes de la esfera de custodia del Ministerio de Trabajo, tenía poder de decisión en principio respecto a la finalidad ilícita propuesta, puntualmente señaló Malamud, que en el contexto del volumen de expedientes que se tramitan, la falta de un seguimiento de los estadios procesales, y una cuota de osadía de parte de cualquier funcionario que decida afectar al respecto resulta posible que el mismo influyera, con el solo retiro de los sumarios. De hecho señaló la declarant que en el volumen de expedientes es materialmente imposible hacer un control periódico de lo que va aconteciendo con las actuaciones".

Asi el juez Beltramone infiere que "se insinúa primariamente que un funcionario conocedor de estos laberintos administrativos, sea por falta de control o por volumen de trabajo, aprovecha el contexto, y tiende el "puente de plata" sugiriendo una salida ilícita más barata y paradójicamente más simple al problema, pues conocedor además de que de ningún modo o muy dificultosamente la Administración podría saber de la desaparición de los sumarios, juega además con los límites de prescripción que la ley impone. Tan liminar conclusión se advierte, no solo por los dichos de Malamud, sino del secuestro en su poder, allanamiento mediante, de más de 30 sumarios administrativos en su estudio Jurídico, viejos y nuevos, expedientes con una data de siete años, otros de un año, entre muchos otros. Esta situación objetiva y simple demuestra la falta de solidez del control del trabajo encomendado a Gazzera que permita reducir o limitar en la medida de lo posible que se faciliten tales situaciones que claramente conspiran contra una Administración".

La situación descripta hace reflexionar a Beltramone sobre la experiencia que tenia Gazzera en concretar estas prácticas: "Lo descripto se trae a colación, pues el funcionario, se advierte que actuó siempre con tranquilidad, quien de forma ilícita y previamente concertada, entregara desenvueltamente, a plena luz del día y en un bar de la ciudad, con mucha gente alrededor, documentación de carácter público, sin el mas mínimo atisbo de cuidado sobre su accionar y recibiera el dinero pactado, hecho este que revela como el mismo ha operado insisto de forma sobre segura y sin temor alguno".