La secretaria de Salud de la provincia, Débora Ferrandini, afirmó ayer que se realizará un sumario administrativo para deslindar responsabilidades "en términos de potenciales impericias o negligencias" por la atención que se brindó en el hospital Centenario a Carina, una de las dos chicas que fallecieron la semana pasada en Rosario como consecuencia de abortos sépticos. La mujer de 30 años había concurrido el miércoles 18 a ese centro asistencial, con su embarazo de cuatro meses interrumpido por una instrumentación precaria, pero volvió a su casa con una prescripción de Ibuprofeno. La noche siguiente fue internada en el hospital Provincial, donde la operaron de urgencia por el cuadro infeccioso, pero falleció el viernes 20 a la mañana. La funcionaria llamó a "no descentrar el tema", y convocó a "un debate maduro", a partir de los dos fallecimientos, al considerar que "la penalización del aborto y de la pobreza" causan estas situaciones límites a mujeres con embarazos no deseados. Sin embargo, afirmó que el gobierno provincial está comprometido en impedir que "haya impunidad para la desatención". La muerte de las dos jóvenes en Rosario preocupó al gobernador, Hermes Binner, quien llamó al ministro de Salud, Miguel Angel Cappiello para que aborde con urgencia el tema.

Entre el debate pendiente -y urgente- por la despenalización del aborto, y el recurso de muchas mujeres al hospital público como única posibilidad de terminar con embarazos que no pueden continuar, están las historias individuales. La persona que acompañó a Carina el miércoles 18 al hospital Provincial relató que a Carina la revisaron las dos medicatas, y luego también la vio una ginecóloga, quienes le dijeron que tenía una inflamación de cuello de útero e insistieron en la necesidad de prevenir el cáncer, con periódicos papanicolau.

La paciente ingresó sola a la consulta, que fue extensa, de manera que todas las referencias fueron por el relato posterior de Carina. "Ella no me dijo que estaba embarazada, pero sí refirió dificultades en embarazos anteriores. Yo le insistí para que les contara a las médicas todo eso", relató la mujer que estuvo ese día con Carina.

Aunque Ferrandini eludió referirse al caso concreto, consideró "muy posible que en una consulta de guardia de una mujer aterrada, que quiere ocultar su condición de embarazo y la práctica clandestina, no se haya producido un espacio de escucha para ver el diagnóstico" y también indicó que "una cosa es cuando uno conoce el resultado final y otra cosa es el contexto en el que se produce la atención a las mujeres".

Con suma cautela, Ferrandini afirmó que "hay procedimientos administrativos que tienen que ver con deslindar responsabilidades en términos de potenciales impericias o negligencias, y que ante cada situación dudosa se desencadenan jurídicamente también", al tiempo que subrayó que las muertes de dos mujeres, de 24 y 30 años, la semana pasada en Rosario como consecuencias de abortos sépticos "están siendo abordados por la justicia también, así que toda esta investigación va a ser producida en términos de culpabilidad y sanciones".

Pero separó las aguas: "Lo que me interesa y me compete como funcionaria es entender qué procesos de trabajo hay que cambiar en la salud pública para que la posibilidad de ocurrencia de errores y negligencias sea controlada".

Al mismo tiempo, Ferrandini afirmó que realizarán un análisis en el Ministerio. "Ante cada cuestión que nosotros consideramos un evento crucial, que no debe suceder, ya sea muertes infantiles, muertes maternas, o por cáncer de cuello de útero, analizamos el proceso de atención como una herramienta de gestión", explicó la funcionaria, quien afirmó que se trata de "una herramienta para cambiar las cosas, para que no sucedan. Para ver cómo fue el proceso, hacemos entrevistas con los familiares supervivientes, pero no es aconsejable hacerlo en este momento. No vamos a tener un informe específico hasta dentro de unos meses".