CIUDAD › MILES DE ROSARINOS SE CONVOCARON EN EL MONUMENTO A LA BANDERA PARA SEGUIR EL ACTO OFICIAL
El intendente Miguel Lifschitz llamó a "refundar la Nación", en su discurso por el aniversario de la Revolución de Mayo. Antes, en el tédeum, el arzobispo José Luis Mollagham había reclamado "un clima social y espiritual distinto".
› Por Claudio Socolsky
Una multitud participó ayer a la mañana de los actos oficiales del Bicentenario de la Revolución de Mayo en el Patio Cívico del Monumento Nacional a la Bandera. La jornada, acompañada de un sol generoso y un cielo limpio, alcanzó emotivos, lejos del habitual tono protocolar de las conmemoraciones. En el marco de discursos y declaraciones políticas que apelaron a la conciliación y la inclusión social, la ingeniosa recreación de un acto escolar, conducido por el actor Darío Grandinetti, junto a la novedosa promesa de "fidelidad a la Patria", y una sentida interpretación del himno argentino a cargo de Litto Nebbia, Silvina Garré, Fabián Gallardo y Franco Luciani, consiguieron armonizar un festejo que estuvo a la altura de la fecha. En este sentido, el intendente Miguel Lifschitz destacó en su discurso que "es tiempo de dejar atrás las frustraciones y la confrontación sin sentido, es tiempo de recuperar un proyecto colectivo que se constituya en una razón de nuestras vidas, un proyecto para refundar la Nación, para recuperar la ilusión y la utopía".
Antes del acto, las autoridades participaron del Tédeum en la Catedral. Allí, José Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario, se refirió en su homilía a las bodas de Caná, "en la que aquellos novios se les acabó el vino para la fiesta, y recurrieron a Jesús, que transformó el agua en vino para que no falte en los festejos".
Pero rápidamente, el prelado le imprimió a su discurso un tinte político. "Necesitamos un clima social y espiritual distinto al que muchas veces vivimos, es imperioso recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan experimentar que somos una Nación", precisó Mollaghan, quien además pidió alcanzar los propósitos del Preámbulo de la Constitución Nacional.
A la salida del Tédeum, el intendente Lifchitz dijo que estaba viviendo los actos del Bicentenario como "una expresión de las expectativas y de las esperanzas que tienen los argentinos en el futuro de nuestro país, el anhelo profundo de la sociedad de que finalmente podamos hacernos fuertes en aquellas cosas que hemos construido juntos a lo largo de estos 200 años, y encarar los desafíos que nos ofrece la realidad de la Argentina".
A pocos metros de la Catedral, un colmado Patio Cívico aguardaba expectante el comienzo de los actos oficiales. El locutor leyó una carta del gobernador Hermes Binner, ausente por atender otros compromisos, y que estuvo representado por su ministro de Gobierno, Antonio Bonfatti. Luego de saludar a la Agrupación 25 de Mayo, Lifschitz acompañó el izamiento de la bandera con los abanderados de las escuelas rosarinas centenarias.
La cálida y sorpresiva entonación del himno argentino, interpretado por Nebbia, Garré, Gallardo y Luciani, precedió en el escenario al mensaje de Lifschitz, quien dijo sentirse conmovido por ver al Monumento colmado. "Es el símbolo de la integración de los argentinos, la muestra de un futuro posible que podemos construir juntos si aprendemos las lecciones de la historia", apuntó el intendente, para agregar que esa historia "no comenzó en 1810, porque en estas tierras muchos miles de años antes de que llegaran los primeros españoles ya estaban aquí los Pueblos Originarios: mocovíes, querandíes, guaraníes, tobas, habitaban estas tierras y construyeron una cultura".
"Hoy, 200 años después de ese histórico paso que dieron los hombres de Mayo hacia la construcción de una Nación independiente, estamos evocando esa historia y trayendo a la memoria aquella gesta revolucionaria que marcó el inicio de la Argentina libre. Pero también es un momento para repensar el futuro, para recuperar el tiempo perdido y para restañar las heridas de los que han sido postergados, de los que están excluidos", agregó el intendente.
El titular del Palacio de los Leones se refirió al presente de la ciudad, que "hace obras que se necesitan y proyecta otras para que todos puedan ejercer su derecho. Una ciudad que sigue creciendo, integrando, incluyendo y sumando. La pobreza, la exclusión social, la precariedad del hábitat, la carencia de condiciones dignas de vida siguen siendo una constante para miles de familias de Rosario y de toda la Argentina".
Según el intendente, "la crisis, la falta de políticas integrales y el egoísmo de parte de la sociedad que prioriza los intereses sectoriales no han permitido que mejoráramos en eso lo suficiente". De todas maneras, Lifchitz pidió "no bajar los brazos, porque sabemos que la exclusión, la desigualdad y la pobreza pueden evitarse en la Argentina".
En este marco, el intendente destacó que en la ciudad "se ha trabajado en el desarrollo de un sistema de salud donde se atienden gratuitamente más de 500 mil rosarinos y también se aplican aquí políticas sociales, culturales y deportivas que promueven la igualdad de oportunidades y la inclusión social".
Finalmente, Lifschitz invitó a todos los rosarinos "a trabajar juntos para hacer de este 2010 un año de realizaciones y de progreso de la ciudad de Rosario y la provincia. Sumar proyectos, ideas y voluntades para un año de transformación y de cambio como un homenaje a esta Argentina que cumple sus primeros dos siglos de vida".
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