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Nora Elda Pivori, de 70 años, fue asesinada por al menos tres puñaladas en su casa de Rodríguez al 2600. Los investigadores policiales calificaron de "salvaje" el ataque y afirmaron que en el cuerpo de la mujer había "signos de haber intentado defenderse". Al momento del hallazgo, el lunes por la noche, habían pasado entre 48 y 72 horas del homicidio. La mujer era jubilada, pero aún así trabajaba como modista, y vivía sola. Según indicó personal de la Unidad Regional II, hasta ayer, la única persona cercana a Pivori era la vecina que hizo la denuncia en la comisaría 5º. En tanto, la fiscal del caso, Adriana Camporini, señaló que todo indicaría que la mujer "conocía al asesino" y confió en los datos que puedan aportar los vecinos y amigos del barrio. Además, dijo que se secuestraron dos teléfonos celulares del domicilio de la víctima, que podrían aportar información. La cercanía con barrio Parque apenas diez cuadras provocó especulaciones por la seguidilla de crímenes que tienen como sospechosos a los hermanos Santoro. Sin embargo, hasta el momento, la policía desestimó cualquier vinculación entre los hechos.

Cuando los efectivos llegaron al lugar, por una denuncia de los vecinos, notaron que la puerta no había sido forzada, y estaba sin llave. La víctima fue hallada en el baño, con al menos tres heridas de arma blanca, dos de éstas más profundas del lado derecho del torso y en el cuello , además de laceraciones en los miembros superiores y rigidez rebatible en los cuatro miembros. Camporini confirmó que, según la autopsia, llevaba entre 48 y 72 horas muerta.

Los investigadores no encontraron el arma homicida, y hasta anoche, el dato más certero era que Pivori conocía a su asesino. La hipótesis es que la mujer le franqueó la puerta de su casa, aunque al parecer no habrían robado nada. El homicida "revolvió cajones y muebles de la habitación de la víctima, como buscando algo", dijo Camporini, quien además señaló que la relación del agresor con el agredido "suele existir en casos que involucran a gente mayor". Al mismo tiempo, María Cristina, amiga y vecina de Pivori, aseguró: "Nora conocía a la persona que la mató. La puerta estaba sin llave, yo la estuve buscando desde el sábado a la tarde, por teléfono y golpeando la puerta. Cuando vine a su casa el lunes a la tarde, ya estaba oscuro, eran más de las 19, entonces con otra vecina y su hijo nos dimos cuenta de que la puerta del frente de la casa estaba sin llave".

En el barrio Jorge Cura, en el que vivía la víctima, los vecinos estaban consternados. Una de pobladoras pidió "mayor seguridad", porque "una cosa es la sensación de inseguridad, pero otra es que maten a una persona", dijo. "Es indescriptible", abundó.

Por su parte, el comisario Daniel Cabrera, de la seccional 5º, fue el primero en desalentar cualquier posible vinculación del asesinato de Pivori con la seguidilla de crímenes a ancianos en barrio Parque. "No tendría nada que ver", apuntó y agregó: "Es un hecho totalmente aislado". Para el comisario, las diferencias en las "formas y prácticas" de este crimen con los de barrio Parque indican que el de Pivori "no tiene nada que ver con los otros homicidios". En tanto, habló de varias líneas de investigación: "Hay una serie de hipótesis, según datos que pudimos tomar de las últimas personas que pudieron haber tenido contacto con la mujer", dijo.

En cambio, otras fuentes vinculadas a la investigación sí puntualizaron la similitud con la serie de asesinatos en barrio Parque. "De cualquier manera se están entrecruzando características similares de éste con otros hechos", dijo Camporini, por lo que no se descartó una relación entre los distintos asesinatos. "No estamos apuntando a nada concreto", señaló la fiscal, quien además dijo que en el domicilio de Pivori se hallaron dos teléfonos móviles, que serán peritados.

Si bien desde la URII señalaron que, hasta ayer, no se habían presentado familiares de la víctima, la fiscal confirmó a este diario que la mujer era "prima de la esposa de Juan Artigas, el ex juez de Menores".

La anciana tenía además un local en alquiler en la esquina de la casa, que a su vez ella alquilaba con sus escasos ingresos. Néstor Rubicondi, el inquilino de Pirovi, afirmó: "Teníamos una muy buena relación, era una gran vecina, espectacular. No tenía familiares pero sí una amiga vecina con la que solía ir a cenar. No era una persona de recursos".