Para evitar la desaparición de la cascada del Saladillo, un grupo de vecinos convocó a "asociaciones, clubes, instituciones, organizaciones no gubernamentales (ONG) y ciudadanos en general". Los autoconvocados afirman que el sector "es patrimonio histórico paisajístico del lugar. Es legado natural de un barrio con fuertes raíces históricas en la zona sur". Entre los argumentos, plantean que por la ley 10.000 de intereses difusos, los usuarios "pueden defender el paisaje y la fauna (el medio ambiente) e incluso podrán interponer un recurso de amparo".

Los vecinos cuestionaron a la municipalidad porque actúa "con la política del hecho consumado, llamando a licitación para diciembre del 2010, cuando existen proyectos alternativos que permitirían preservar la cascada y estabilizar la erosión aguas arriba, y no aplicar un difusor con rampa como propone el actual proyecto sin consulta ni opinión de la ciudadanía".

La opinión de los vecinos que juntan firmas para parar el proyecto municipal indica también que "existe tradición en Rosario sobre participación ciudadana para temas referidos al agua (asambleas del agua, convocatorias de los años 1991 y 1992) por lo cual el proyecto debe formar parte de un plan global de recuperación del arroyo y permitir el acceso a la población con fines recreativos y de salud debido a la tradición de las propiedades curativas de dichas aguas. El proyecto por 48 millones debería contemplar problemas de toda la cuenca y no ser una solución sin estudios de impacto ambiental (aspecto humano social y ecológico) en la región".