El concejal del bloque del Frente para la Victoria, Arturo Gandolla, presentó ayer un proyecto de decreto para que se suspendan las fumigaciones con agroquímicos en terrenos del aeropuerto de Fisherton. Además, para solucionar el problema de fondo, exigió al municipio que se delimite la planta urbana de la ciudad, que permita cumplir las distancias de esa actividad con productos "peligrosos para la salud", porque afectan "directamente" a vecinos de tres barrios de la zona. En diálogo con Rosario/12, Gandolla aseguró que "la intendencia está en falta", y señaló que los arrendatarios de los terrenos del aeropuerto -que cobra un canon por permitir que en sus tierras se siembre soja- "aprovechan el vacío legal". Y detalló que "la ley provincial prohíbe que se fumigue con esa clase de tóxicos A y B (peores que el glifosato, que es de clase C y D) a 3000 metros de la planta urbana. Además, pidió que el municipio deje claro "quién es la autoridad de aplicación, ante esta desidia". En tanto, adelantó que pedirá que el proyecto sea tratado en la primera sesión extraordinaria del año, que sería el 24 de febrero próximo.

"Los aviones que fumigan se escuchan por la noche; y los propios vecinos filmaron cómo se tira plaguicida indiscriminadamente", dijo Gandolla sobre la situación que viven habitantes de los barrios San Eduardo, Hostal del Sol y Aldea (abierto). De todos modos, aseguró que no se trata de una actividad que intente esconderse, porque "los arrendatarios de esas hectáreas del aeropuerto aprovechan el vacío legal", y culpó directamente al municipio.

El edil exigió en su proyecto que la intendencia cumpla la ley provincial que prohíbe la aplicación aérea de productos fitosanitarios de clase A y B, dentro del radio de 3000 metros de las plantas urbanas; mientras que la aplicación terrestre, lo puede hacer en un radio por fuera de los 500 metros del ejido urbano. "El municipio es el obligado a establecer cuál es la planta urbana" para que con ese límite puedan guiarse los fumigadores de esas tierras aledañas al aeropuerto.

Gandolla pedirá que el proyecto tenga tratamiento especial en la primera sesión extraordinaria del Concejo Municipal, pero a modo de "paliativo" buscará que se apruebe antes una cláusula transitoria que busca "suspender toda autorización concedida por el municipio para aplicaciones terrestres o aéreas de productos fitosanitarios, con distancia menor a los tres mil metros de cualquier área urbanizada, o que implique presencia permanente de personas, dentro de los límites del municipio".

Para el edil, esa medida inmediata, ayudaría a "llevar tranquilidad a los vecinos de esa zona, hasta tanto el municipio establezca qué va a hacer con los límites" de la actividad.

Gandolla fue más allá de este problema específico, y señaló: "Observamos lo del aeropuerto, pero vale para cualquier sitio urbanizado. Esto es muy peligroso; las fumigaciones con agroquímicos pueden contaminar las napas de agua, y los alimentos; puede tener impactos sanitarios en población expuesta, desaparición de especies agrícolas benéficas, contaminación del suelo, pérdida de biodiversidad, además de pérdidas económicas", dice la iniciativa. Por todo ello, instó al Estado Municipal a "velar y resguardar la salud de los habitantes y las condiciones ambientales de la ciudad. Si no fijamos el límite preciso del municipio, entonces hay que tomar prevenciones urgentes".

Los barrios más afectados (ante la cercanía con el aeropuerto) son tres, pero Gandolla recordó que además, "la parte oeste de Fisherton también resulta damnificada". En ese sentido, planteó: "Hay que tener en cuanta que la ciudad se está extendiendo hacia el noroeste, y que es ésa la zona donde las fumigaciones se dan con una importante periodicidad".