[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Uno se llama "El Bodegón", el otro "Tirando a Jugoso". Ambos restaurantes están enclavados en el corazón del viejo y mítico barrio Refinería, en Arenales y Vera Mujica, a pocas cuadras del Alto Rosario y a metros de los torres que cambiaron definitivamente el paisaje de la zona norte. La noticia es que los dos boliches cumplieron 13 años y lo festejaron con comidas ricas para los amigos y con la comparsa de candombe Quilombo de Pichincha agitando los tambores en plena calle.

"Tenemos los negocios hace 13 años, primero largamos con Pepito el Marinero y luego la parrilla El Cabrón hacia 1999, luego el 2001 se encargó de destruir todo, pero volvimos desde los escombros y acá estamos, incluso mucho antes de que Latucca (por el empresario que lleva adelante los emprendimientos urbanísticos en el barrio) mueva la primera piedra, y ahora nos rodearon tantos edificios", recordó Horacio Colovini, propietario de El Bodegón (especializado en sabores caseros) y Tirando a Jugoso (parrilla), que renovó sus cartas y ofrece ahora desayunos, almuerzos y cenas. La otra particularidad es que los emprendimientos son llevados adelante por su familia. Su mujer, la arquitecta Griselda Befumo, diseñó el proyecto, su hija María coordina los vinos, postres y cocina, mientras que sus hijos Lautaro y Jerónimo están a cargo del diseño y la web www.elbodegonjugoso.com

Colovini recuerda los inicios: "En 1987 llegamos a la zona de Refinería buscando un herrero que hacía sillas de paja. Con Carlos Vogel nos maravillamos con el toque de quedado en el tiempo que tenía el barrio, así que nos tomamos unas cervezas y soñábamos lo que es hoy es El Bodegón".

"La idea ﷓se entusiasma Colovini﷓ es desarrollar la zona urbanísticamente como Colonia Vieja (Uruguay), Cañitas (Buenos Aires), Placa (en Atenas) y Las Terrazas (en Madrid), estas zonas conservan el viejo latir de cien años atrás y si uno presta atención, se escucha, todavía". "Donde estamos ahora, la zona se llama Arenales, en honor a lo que fue en otras épocas la vieja Arenera de Cid, allí donde rodábamos por sus laderas calientes hacia el río Paraná, y también, a la calle, conjunción de nombres e historias", concluye.