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La violenta reacción de familiares de un joven que falleció en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, adonde lo habían llevado herido de bala, causó estupor en el personal y en las autoridades, que interpretaron el episodio como "un reflejo de la crispación que impregna los vínculos de la sociedad". La propia intendenta Mónica Fein reconoció que los recursos asignados a la seguridad en los efectores de salud son insuficientes ante semejantes desbordes que, además, son frecuentes. "No tenemos una receta mágica para enfrentar esto. Vamos diseñando estrategias de prevención de acuerdo al tipo de situaciones que se presentan", dijo la secretaria de Salud Pública, Adela Armando.

Marcelo Armoa había sido baleado el lunes a la noche en Alsina y Rueda, y llegó al Heca en un estado de gravedad que los médicos no lograron revertir. La conmoción de familiares y allegados de la víctima trocó en un estallido de dolor y furia que incluyó insultos hacia el personal del hospital y la rotura de vidrios y daños menores. El incidente reavivó el reclamo de la representación gremial de los empleados del sistema de salud pública. "Imagínense la presión que sufrió el equipo médico con personas cerca amenazando y rompiendo vidrios. La gente descarga su violencia contra nosotros", repudió Sandra Maiorana, de la Asociación de Médicos de la República Argentina (Amra). "Lamentablemente, estos hechos ocurren con mucha frecuencia, no sólo en el Heca sino en muchos hospitales de la ciudad. Hace unos meses rompieron el ingreso a la guardia del Provincial por una situación similar. Esta vez no hubo agresión física al grupo que estaba trabajando, pero hay que considerar la tensión en la que luego hay que seguir trabajando y atendiendo otros pacientes después de que sucede una cosa así. Además, cuando se producen estas agresiones nunca sabemos cuál será el límite", describió Maiorana.

Unas horas antes de ser asaltada (ver aparte), la intendenta dijo que en el Heca "había personal de seguridad, pero cuando se dan hechos de esta gravedad es insuficiente".

Armando, por su parte, rescató que en el incidente no hubiera agresión física contra el personal y sólo destrozos materiales. "Sí notamos que hay un aumento de casos en los que llegan a las guardias jóvenes heridos en grescas y que allí continúan peleando los grupos enfrentados. No es más que el reflejo de la crispación que impregna las relaciones en la sociedad y que incluyen violencia contra los servicios del Estado, no sólo de salud", dijo la funcionaria municipal. Y señaló: "Estamos trabajando entre municipio y provincia para diseñar estrategias de prevención. En algunos efectores hay vigilancia privada, en otras hay guardia policial, hay cámaras instaladas, se dispone de un dispositivo de contención cuando llegan pacientes con un entorno de conflicto. En el Hospital de Niños Víctor J Vilela se ha conversado con el personal, se resolvió cerrar algunas puertas que antes estaban libradas a libre circulación. No hay recetas mágicas, sino que vamos trabajando en función del servicio que se brinda y de las situaciones que van surgiendo", explicó la secretaria de Salud.

Consultada al respecto, Armando negó que el agravamiento de estas situaciones en los últimos años se deba a un debilitamiento de la presencia estatal en el territorio. "Al contrario, hace veinte años que se viene incrementando esa presencia y hoy Rosario cuenta con 52 centros de salud municipales, y 30 centros provinciales, además de cinco hospitales y otros tres de la Provincia. El sistema municipal atiende 1 millón de consultas anuales, y brindar esa respuesta es una inversión de 2 millones de pesos diarios. Trabajamos junto a los centros territoriales de referencia, con los distritos municipales, con la Secretaría de Cultura. En lugar de retirarnos, apostamos por mayor presencia en el territorio", enfatizó.