CIUDAD › PERPETUA POR MATAR A SU PROPIO BEBé
› Por Lorena Panzerini
Como corolario de una historia inmersa en la violencia y la pobreza, Mariano Blanco, de 25 años, fue condenado ayer a prisión perpetua por haber matado a su bebé de tres meses, arrojándolo al suelo, mientras peleaba con su pareja. El joven tuvo una niñez violenta y trasladó esa situación a su vida adulta y a su familia, lo que generó una relación de maltratos permanentes con Jenifer, quien tenía 15 años cuando fue madre y decidió terminar con la pareja. El hecho ocurrió el 3 de febrero de 2011, en Rivarola y Circunvalación. Por allí circulaba el padre del bebé, en un carro tirado por un caballo, cuando por la calle se acercaban caminando la adolescente con el pequeño y con su madre. Ambos residían en La Lagunita, la villa de bulevar Seguí y Provincias Unidas. Cuando el joven la vio, volvió a reclamarle que estuvieran juntos, pero la chica se negó, como otras veces, por lo que se reiteraron las amenazas de Blanco. Jennifer llevaba al niño en sus brazos cuando el muchacho bajó del carro y la discusión subió de tono. La chica pidió ayuda en un comercio de la zona. Blanco ingresó, le arrebató el bebé y lo arrojó con fuerza al piso. Al parecer, el joven actuó en una suerte de venganza contra su ex pareja.
La sentencia se conoció ayer en audiencia oral y pública, tal como se desarrolló el juicio desde principios de esta semana. El tribunal unipersonal estuvo a cargo del juez Juan José Mascali, quien el 19 de marzo próximo dará a conocer los fundamentos de su decisión. La defensa de Blanco adelantó que la apelará. En las jornadas se ventiló el duro pasar del joven en su niñez, con un padre violento, sumado a una extrema pobreza y vulnerabilidad. Pero también se advirtió que esos antecedentes no están directamente relacionadas con el hecho que el acusado cometió.
Tanto la fiscalía, a cargo de Esteban Franicevich, como la querella, pidieron la prisión perpetua para el imputado por los delitos de "homicidio agravado por el vínculo y amenazas coactivas". El fiscal consideró, en su alegato de cierre, que lo que hizo Blanco fue una suerte de venganza contra la madre del bebé, que decidió terminar con la relación. En tanto, la defensa había pedido que se aplicaran atenuantes por cuestiones como la vulnerabilidad del joven.
En la última audiencia del juicio, peritos psicológicos hablaron de un sentimiento de apropiación que tenía Blanco sobre su pareja, y la consideraba un objeto de su propiedad, por lo que no pudo soportar la separación, y así comenzaron las amenazas de muerte para que la chica volviera a su lado.
Además, al inicio del juicio, los abogados de la querella plantearon que Blanco procedió en conocimiento de sus actos, y que no hubo emoción violenta para cometer el homicidio. El lunes pasado, cuando comenzaron las audiencias, Blanco se manifestó "arrepentido" ante el Tribunal que ayer lo condenó.
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