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En la Pérgola del Parque España, la energía circulaba, centenares de mujeres bailaban al ritmo de la canción oficial de Mil Millones de Pie, esa que dice: "Baila, rompe las cadenas, estoy de pie". Caía la tarde al lado del Paraná, el viento se ponía frío, pero el calor inundaba la zona de la convocatoria local de la acción global organizada por V-Day, la organización de la escritora Eve Engler. Tras un rato de baile al ritmo de la percusión del grupo Gitana, llegó la columna que venía de Oroño y Wheelwright, con una enorme bandera roja, y una consigna: "mujer, que escucha, únete a la lucha", cantaban, mientras se movían. El baile duró más de una hora, con una presencia abrumadora de mujeres, mientras algunos hombres miraban con admiración o recelo. La mayoría fueron con algo rojo: remeras, gorros, pañuelos al cuello o simplemente pulseras, llevaron algo para identificar que bailaban contra la violencia hacia las mujeres. "El machismo mata", era uno de los carteles que se bamboleaba al ritmo de la música.

Bailarinas, militantes del movimiento de mujeres, activistas de derechos humanos, concejalas, una diputada provincial, respondieron a una convocatoria global que en Rosario se hizo por primera vez. Dijeron presentes también los padres de Wanda Taddei, asesinada por su pareja Eduardo Vázquez en febrero de 2010 y los de Paula Perazzi, desaparecida en San Lorenzo hace dos años y cuatro meses. "Basta de impunidad", decía el cartel con la foto de la joven. También estuvo Eva Domínguez, cuñada de Vanesa Celma, que murió quemada también en 2010, aunque su pareja jamás fue citado a declarar.

"Vine para disfrutar, por una buena causa", dijo María, de 13 años, que llegó acompañada de otras amigas de su edad, y bailó como todos. "Porque tenía que bailar, no se me ocurre otra manera de revolucionar", contó Carina Lo Re sobre su asistencia. "Es una acción maravillosa porque subvierte un día utilizado por el mercado para proponer que el amor y la pasión no tienen nada que ver con la violencia", expresó Gabriela Sosa, directora de Derechos Humanos de la Municipalidad. "Invisibles ante la justicia", decía otro pequeño cartel, con letras negras, en manos de una bailarina. Liliana Leyes, de la Multisectorial de Mujeres y una de las impulsoras de la movida, bailó vestida de rojo.

El baile se prolongó una hora. Algunas comenzaron a moverse en las escalinatas del Parque España para llegar a la Pérgola, donde ya estaban los timbales sonando. Otras llegaron desde los silos Davis. Todas se movieron mientras sonó la canción oficial y empezaron a abrazarse colectivamente cuando llegó la hora de la música más tranquila. Primero Bebe y después Lila Downs dieron el marco para la celebración de lo hecho: una acción callejera para dar visibilidad a un tema escondido. "Estamos muy contentas", resumió María Rosa Mognaschi, bailarina de tango que estuvo entre las organizadoras.