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Jueves, 27 de agosto de 2015

CIUDAD › JUICIO POR ASESINATO DE CAMBIASSO Y PEREYRA ROSSI

Los recuerdos de tres testigos

 Por Sonia Tessa

"Quique" Pesoa fue el primer testigo de la audiencia de ayer en el juicio por el secuestro y asesinato de Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereira Rossi, el 14 de mayo de 1983. Entonces, el conductor, locutor y periodista tenía un programa los sábados, de 9 a 13, por LT8, que se llamaba "El show de Quique Pesoa". Recibió un llamado de un oyente que le avisaba del violento secuestro en Córdoba y Vera Mujica pero finalmente supieron que era en Córdoba y Ovidio Lagos, en el bar Magnum. Pesoa contó la información y realizó una "crítica profunda a la violencia estando tan cerca de las elecciones", realizadas el 30 de octubre de 1983.

Cuando le pidieron una caracterización de aquel momento político, Pesoa afirmó: "No sé si alcanza lo que conozco para hacer una semblanza política, pero sí de los medios de comunicación. Puedo decirle que en aquellos años se respiraba mucho temor". "Estábamos aquiescentes a la situación. Estábamos acompañando quizás con nuestro silencio. Estoy lejos de sentirme culpable, pero cerca de sentirme responsable", agregó Pesoa.

En el juicio, de los acusados sólo estuvieron presentes en la sala los ex militares Rodolfo Rodríguez y Pascual Guerrieri. El Personal Civil de Inteligencia --Ariel Porra, Juan Cabrera, Carlos Sfulcini y Walter Pagano asisten desde una sala contigua, a través de un televisor--, mientras Luis Muñoz lo hace también por televisión desde la penitenciaría de San Luis. El resto de los doce imputados (Reynaldo Bignone, Luis Patti, Juan Spataro, Ariel López, Carlos Lucena) están eximidos de asistir al juicio por el Tribunal Oral Federal número 2.

El testimonio más relevante fue el de Rodolfo Pineda, que era un obrero residente en la localidad de Lima, en la que hacía changas como fotógrafo social. En la noche del sábado 14 de mayo de 1983, dos hombres lo fueron a buscar de prepo a un bautismo en una iglesia, en la que se disponía a sacar fotos, y lo llevaron a un camino rural en el que había un Fiat 1500 blanco con dos cadáveres, uno adentro y otro afuera del auto. Eran Cambiaso y Pereyra Rossi. "Fue como ir del cielo al infierno", graficó Pineda, que contó el "miedo, terror, pánico" que le provocó la escena vivida en ese camino rural distante unos 2 kilómetros de la ruta 9, antes de Zárate. Pineda subrayó que no era fotógrafo policial y cuando le preguntaron por las fotos, afirmó: "A mí no me quedó nada, me quedó el mal recuerdo".

Otro testimonio revelador fue el de Horacio Saunders, que era director del hospital de Zárate en abril de 1983. Un mes después, llegaron los dos cadáveres a la morgue, en una circunstancia "excepcionalísima", al punto que fue la única vez que ocurrió. Fueron retirados por orden judicial. En el público, ayer escuchaban Ethel y Gladys Cambiasso, las hermanas del "Viejo".

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El locutor Quique Pesoa fue uno de los que declaró.
 
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