Llantos, consternación y zozobra. Esos fueron los sentimientos encontrados ayer por la mañana en la cuadra de Castro Barros al 5500, luego de que los hermanos Agustina (28) y Javier Ponisio (25) fueran hallados sin vida adentro de su casa, con varios disparos de arma 9 milímetros. Si bien la Unidad Fiscal de Homicidios investiga todas las hipótesis, en principio podría descartarse un hecho de robo, ya que en la casa no faltaron elementos ni se encontraron las aberturas forzadas. El testimonio de un vecino que vio un Fiat Siena verde estacionado en la vereda hizo que tomara fuerza la versión de un presunto caso de violencia de género por parte de un hombre --aparentemente chofer de colectivo-- que estuvo relacionado con Agustina, aunque su familia aseguró que la mujer no tenía pareja estable. Esa versión apunta a la muchacha como víctima, y su hermano aparece en la escena como quien intentó defenderla de una agresión. Aparentemente, ella estaba tomando mate en el comedor, vestida con su uniforme del Grupo Oroño, donde trabajaba junto a sus padres.

Eran entre las 8 y las 8.30, cuando la madre de los jóvenes regresó del gimnasio a su casa y al abrir la puerta se encontró con una escena dramática: Sus dos hijos estaban tendidos en el suelo, sin vida. Agustina tenía dos impactos de bala; y su hermano menor estaba tirado en el descanso de la escalera que va hacia la planta alta de la casa, con cuatro disparos en el cuerpo.

Según indicó el fiscal Adrián Spelta, que estuvo en la escena del hecho, "en el lugar se encontraron ocho vainas servidas de arma calibre 9 milímetros". También indicó que "no hay signos de violencia en el ingreso a la vivienda, ni cosas revueltas", por lo que se podría descartar un posible robo o entradera, como se había sospechado en un primer momento. De todos modos, los investigadores aclararon que la madre de los jóvenes estaba en estado de shock, y que si bien dijo que no faltaba nada, seguirá analizándose esa posibilidad.

Mientras un grupo de la Policía de Investigaciones (PDI) trabajaba en el lugar, otro salió a la calle a relevar testimonios de personas que hayan visto o escuchado algo. Extraoficialmente, trascendió que un hombre escuchó una discusión y luego los disparos. También se relevaron cámaras de seguridad y se determinó que en la zona hay tres domos públicos y una cámara privada de una fábrica cercana a la vivienda de Castro Barros 5586, donde sucedió el trágico hecho. Las mismas podrían dar cuenta del movimiento en la cuadra, pero no apuntan directamente a la casa de las víctimas.

La conmoción se hizo notar ayer en ambas veredas de esa cuadra, donde salieron varios vecinos al escuchar la ambulancia. Apenas se enteraron del doble homicidio de los jóvenes que vivieron siempre en el barrio con sus padres, la angustia creció, ya que ambos eran conocidos en la zona. "Eran dos chicos muy buenos y trabajadores", dijeron algunas de las mujeres que no salían del asombro. Ella trabajaba en Grupo Oroño, al igual que sus padres; mientras que el hermano era comerciante.

Ahora, la Fiscalía trabaja en intentar dar con el autor de los disparos y "se están peritando los teléfonos de las víctimas", según dijo Spelta. "Todas las hipótesis se están evaluando", señaló el funcionario judicial. Sin embargo, ayer la hipótesis que cobraba mayor fuerza era sobre la posibilidad de que la mujer haya sido atacada por su un hombre con el que habría tenido una relación, quien portaba un arma de fuego, por lo que su hermano habría intentado socorrerla. En esta instancia, también fue asesinado.

Según trascendió, los jóvenes son hijos adoptivos del matrimonio, desde bebés. Además, se indicó que el padre de la familia no se encontraba en Rosario, ya que viajó a un curso en la ciudad de Ushuaia. La familia analizaba de qué manera anoticiarlo sobre lo sucedido, ya que hace poco el hombre habría sufrido problemas cardíacos.