Jueves, 10 de diciembre de 2015 | Hoy
CIUDAD › DANIELA LEóN SE IMPUSO A MARíA EUGENIA SCHMUCK COMO PRESIDENTA DEL CONCEJO
El Concejo tiene desde ayer una nueva composición, en un mosaico de posiciones atomizado como nunca, al punto de que hasta para elegir sus autoridades los ediles llegaron anoche al recinto con votos divididos hasta dentro de un mismo espacio político.
Por Luis Bastús
El Concejo tiene desde ayer una nueva composición, en un mosaico de posiciones atomizado como nunca, al punto de que hasta para elegir sus autoridades los ediles llegaron anoche al recinto con votos divididos hasta dentro de un mismo espacio político. Una muestra de cuánto deberán ejercitar su capacidad negociadora en los cuatro años siguientes. El parlamento chico de Rosario sumó en esta renovación cuatro bancas, así que ahora son 28 los ediles, agrupados -es un decir- en 18 bloques, 13 de los cuales son unipersonales. De esa alquimia que se hizo y rehizo en los últimos días, y que ayer insumió sucesivas idas y vueltas, llamados y sondeos varios, se convino en que la presidencia del cuerpo sería para la primera minoría, ergo, el Frente Progresista Cívico y Social (FPCS). Y si bien el oficialismo había resuelto que la poltrona más alta del recinto la ocupe alguien del radicalismo, tampoco así hubo acuerdo único y la puja interna llegó a la consideración general de todos: las dos mujeres radicales pugnaron por la presidencia, y tras el acuerdo del socialismo y del PRO, más el apoyo de otros unipersonales, Daniela León (UCR) accedió a la titularidad del cuerpo por 17 votos, contra 10 que obtuvo María Eugenia Schmuck (Radicales Progresistas). El restante fue la flamante concejala Celeste Lepratti (Frente Social y Popular), que se abstuvo. Siguiendo el orden de minorías, de acuerdo a la representatividad de bloque que exponen en el Concejo, la vicepresidencia 1ª quedó para Carlos Cardozo (PRO), y la vicepresidencia 2ª para Caren Tepp (Ciudad Futura).
Al cierre de esta edición, el nuevo cuerpo deliberante discutía el proyecto de Presupuesto 2016, la prenda de cambio que el PRO le ofreció al socialismo votar según la necesidad del Ejecutivo, siempre y cuando la candidata a sentar en la presidencia fuera León. Desde el PS llamaron a ese arreglo como "un acuerdo de gobernabilidad", y así conseguían el OK para sacar el presupuesto con el revalúo fiscal para mejorar la recaudación de la TGI.
El Palacio Vassallo abrió temprano y las barras se apuraron a colgar sus banderas. El clima en la tribuna preanunció el ardor del debate que llegaría por la noche. "Votaste a Macri, la puta que te parió", coreaban militantes del Movimiento Evita a los de Franja Morada que, a su vez, los acusaban de estar allí "por un choripán". Y en el laberinto de pasillos y oficinitas que bullen en el edificio León y Schmuck testeaban contrarreloj las voluntades de sus pares, o al menos de los que no tenían posiciones previas. Ambas renuevan sus mandatos, y conocen al dedillo esas instancias. Un duelo de compañeras de militancia radical, universitaria, incluso de la misma Facultad de Ciencia Política.
León sacó rédito de su buena llegada al PRO, como lo demostró a lo largo del año al negociar y sacar adelante varias ordenanzas clave a pedido de la intendenta Mónica Fein. Por eso ayer el diputado provincial macrista Roy López Molina volvió a los pasillos del Concejo y la acompañó para enhebrar el acuerdo. El PRO, con 5 ediles, es el bloque mayoritario y se erigió así en "la niña bonita", dispuesto a terciar de aquí en más en cada decisión.
El FPCS agrupa la mayor fuerza -9 ediles- aunque funcionará como interbloque. Y desde anoche en la coalición quedaron heridas, porque adentro Schmuck sólo consiguió la adhesión de su compañero Sebastián Chale y de Carlos Comi (ARI CC).
"El Frente Progresista queda debilitado así, dependiendo de la voluntad del PRO", le espetaría Schmuck más tarde a sus -todavía- socios políticos. Y también les recordaría que "la gobernabilidad no se consigue sólo con dos fuerzas políticas". Sonó a una temeraria advertencia para el futuro inmediato.
Schmuck, que pugnó en la interna frentista y obtuvo casi 40 mil votos en la primaria de concejales, construyó su base de apoyo entre los colegas opositores. Así cosechó el respaldo de Norma López (FpV), Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular), Osvaldo Miatello y Carola Nin (Compromiso por Rosario), Juan Monteverde, Pedro Salinas y Caren Tepp (Ciudad Futura), Carlos Comi (ARI-CC) y Sebastián Chale (Radicales Progresistas).
A León, en tanto, la votaron los cinco PRO (Carlos Cardozo, Alejandro Roselló, Gabriel Chumpitaz, Agustina Bouza y Renata Ghigliotti), los 3 socialistas (Ghirardi, Verónica Irízar y Enrique Estevez), los kirchneristas Eduardo Toniolli y Marina Magnani, Lorena Giménez (PPS), Diego Giuliano (Rosario Federal), Aldo Poy (PDP), Martín Rosúa (UCR 1983), Jorge Boasso (Radical), y Carlos Cossia (Peronismo Solidario).
Por la mañana, todo había sido festiva camaradería, militancia y familiares orgullosos de los flamantes representantes de la ciudad. Además de los que pronunciaron el tradicional "Sí, juro", hubo otros que lo hicieron por Néstor Kirchner (Toniolli y Magnani), por las víctimas de la represión estatal (Lepratti), por el socialismo del siglo XXI (Monteverde), por la memoria de Mono, Jere y Patom (Salinas), o por el pueblo de Rosario (Schmuck).
A medida que avanzó la tarde y llegó la noche, desapareció el cotillón y los rostros tornaron a cierta gravedad. León con López Molina o con Horacio Ghirardi entraban y salían de una y otra oficina de bloque, pegados a sus celulares, y crípticos. Schmuck, en cambio, desapareció del hall central y eso empezaba a indicar hacia dónde se inclinaba el primer duelo de este Concejo.
El radical Martín Rosúa fue quien postuló a León por su experiencia, vocación de diálogo y solvencia a la hora de tejer acuerdos. Y tras ello se encolumnaron argumentos del propio FPCS acerca del consenso. "Fue la que más adhesión obtuvo, por idoneidad y compromiso con el espacio político, y la construcción de acuerdos. Es una candidatura plural", valoró Ghirardi.
Otros que también avalaron a León desde la oposición se justificaron en el respeto a la decisión mayoritaria dentro de la primera minoría. Toniolli aceptó que entre el kirchnerismo y la izquierda intentaron presentar un candidato propio a la presidencia del Concejo, pero que no hubo tal consenso. Por cierto, los ediles que llegaron desde el peronismo del Frente para la Victoria ayer blanquearon su fragmentación. "No sé, no quisieron que armáramos un espacio común", dijo un allegado al espacio. Lo cierto es que Norma López se queda en el bloque FpV, Toniolli será el bloque Partido Justicialista, y la camporista Marina Magnani hará lo mismo en otro. Gigliani, desde ya, mantiene su bloque Iniciativa Popular.
López y Toniolli, que votaron distinto, reprocharon por igual que tuvieran que involucrarse en "resolver la interna del FPCS".
Monteverde explicó su apoyo a Schmuck por oposición "al pacto del PS y el PRO por el que sus cinco concejales marcan la agenda de la ciudad e impone el status quo". Gigliani también denunció ese eje y reconoció que Schmuck debería ser la presidenta para honrar la voluntad de las urnas. En cambio, pronosticó que con León en la presidencia el Concejo "será una escribanía" del Ejecutivo.
Schmuck recordó que el Concejo se debía una renovación, que esa había sido su promesa al electorado. Y aunque asumió lo que se le venía, dijo: "Esta derrota tiene enorme sabor a victoria por los 9 colegas que me vinieron a apoyar sin pedir nada a cambio, sólo por respetar la voluntad popular. Yo duermo tranquila. En política, no todo se compra, no todo se vende".
A pesar de la retórica, y de las jugosas chicanas que se prodigaron unos y otros para deleite de los testigos, Norma López como presidenta a cargo hizo votar y se cumplió el pronóstico: Daniela León es la que reemplaza desde ayer al socialista Miguel Zamarini.
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