Lunes, 16 de mayo de 2016 | Hoy
CIUDAD › UNA PAREJA RECLAMA QUE LES PERMITAN REVINCULARSE CON SUS HIJOS.
Por una medida excepcional de la Dirección Provincial de Niñez, los seis niños fueron separados de Beatriz y Mario. A cinco de ellos, el estado sugiere entregarlos en adopción. "Ni siquiera se da el encuentro entre hermanos", se quejaron.
Por Lorena Panzerini
Beatriz y Mario no encuentran consuelo. En agosto del año pasado, la Dirección Provincial de Niñez, Adolescencia y Familia intervino con una medida excepcional en su familia y se llevó de su casa a sus seis hijos alegando peligro en el derecho a la salud. Siete meses después, los funcionarios del Ejecutivo sugirieron el estado de adoptabilidad de los pequeños, pero sus padres aseguran: "No tuvimos posibilidad de revinculación". Ahora, la causa está en la etapa judicial, que toma la decisión final, por lo que reclaman ser oídos. "No podemos más. Yo vuelvo de trabajar, entro a mi casa y está vacía, cuando antes lo primero que me encontraba era la sonrisa de mis hijos. Ya no quiero volver a mi casa", sollozó Mario, un pintor de 37 años. La pareja reconoce que tuvo descuidos, pero aseguran que aman a sus hijos y que están dispuestos a aprender. "Ni siquiera se da el encuentro entre hermanos, y cuando los vemos nos preguntan por los demás. Tratamos de explicarles lo inexplicable", expresó el hombre. Según indicaron, la medida fue tomada por la gestión anterior de Niñez y en marzo, con la nueva, se hizo la sugerencia, fundada por el Equipo Interdisciplinario Oeste, para que cinco de los niños sean declarados en situación de adoptabilidad; mientras apuntan a que la responsabilidad parental del mayor, de 15 años, se otorgue al progenitor (que no es Mario), que lo reconoció hace poco. Sin embargo, la Justicia aún no declaró la legalidad de la medida adoptada. El Colegiado de Familia Nº 3 trabaja en la causa con medidas previas a esa declaración.
En el año 2000, Beatriz estaba sola con sus tres hijos más grandes. Desde entonces comenzaron los seguimientos de Niñez. "Yo no contaba con la ayuda de nadie y tuve que remar sola. Me levantaba temprano y me iba a pedir, con ellos. Así por lo menos, volvía con algo de comida", expresó. Se trata de los menores que ahora tienen 15, 12 y 10 años. La mujer, de 40 años, también tiene hijas adultas. "Hasta he dormido en la calle con ellas. Si bien tenía mi casa con el padre de las chicas, en Santa Lucía, me tuve que ir porque la familia de él vivía peleando y yo no quería eso para ellas", dijo.
En cuanto a los problemas de salud de los niños, detallaron que el de 15 contrajo neumonía, y se detectó una desnutrición severa; el de 10, padece microcefalia; y Niñez les dijo a los padres que los tres más pequeños, de 5, 3 y un año, tienen retraso madurativo. Al historial médico del bebé le agregaron principio de epoc, según indicaron. Los padres aseguran que la pediatra del centro de salud donde los atendían no lo había detectado. "Nos ponen piedras en el camino", dijo Mario.
Beatriz agregó: "La primer intervención que tuve de Niñez fue cuando al nene de 15 años (los nombres de los niños se preservan) se lo sacaron al padre. Tenía 5, en ese entonces. Y yo tenía al hermano más chico, que ahora tiene 12. El día que me enteré se lo dejé mi hija más grande y me fui en medio de la lluvia a buscar a mi otro hijo, en bicicleta. Fue hasta que di con el hogar y de ahí me mandaron a Niñez, firmé unos papeles y me llevé al nene. Ahí tuve el primer contacto con Guadalupe, la chica que nos atendió en el servicio de Niñez".
Sin embargo, los problemas económicos no terminaron. "Yo iba al centro de salud a pedir ayuda y me mandaban a Niñez, pero fui varias veces con otras mamás y me decían que ahí no era un lugar para ayudar a los pobres. Y me las tenía que arreglar sola. Me fui a vivir con mi hermana a Gálvez y también cobraba el plan, pero ya estaba embarazada del nene que ahora tiene 10 años, y no comía porque les daba lo que tenía a mis otros hijos; así que él nació con desnutrición de tercer grado. Lo tuve en el centro de salud Luchemos por la Vida, que recién abría, en aquella época. Nació ochomesino y aumentaba bien de peso, pero cuando cumplió un año me dijeron que tenía desnutrición. Lo que nadie me dijo en aquel momento es que tenía microcefalia; nos enteramos hace poco".
Al tiempo, Beatriz conoció a Mario. "Ella vivía mal, en un lugar que se llovía, se inundada. Hoy estamos mejor, aunque nuestra casa no es de material, tenemos un lugar que logramos con mucho trabajo. Cuando mi hijo tenía 3 o 4 años me empezaron a llamar de Niñez por los más grandes, y yo les decía que hacíamos lo que podíamos, porque los padres de los chicos más grandes no figuraban. Los chicos asistían a la Escuela Nº 2050, de Pellegrini y Praga, y ellos me llamaban y me decían que no estaban escolarizados. Hasta tenían su carnet de vacunación", aseguró Mario, padre de los tres niños más pequeños.
En mayo de 2015, el hombre vio que su bebé no estaba bien. "Tenía broncoespasmos. Estaba morado", recordó. Lo llevaron al centro de salud, pero de ahí volvieron a su casa para buscar las cosas para ir al hospital. Allí, "una asistente social se presentó y dijo que ellos trasladarían al bebé para hacer más rápido. En los papeles salió que mi hijo fue internado por la fuerza pública, cuando yo lo estaba por llevar al hospital. Me dijeron que había que hacerlo así porque corría riesgo de muerte, cuando yo me había vuelto del trabajo para llevarlo. Lo internaron en el Hospital de Niños (Víctor J. Vilela) y a los 15 días estaba bien, pero como figuraba con internación por motivo social no podíamos irnos. Así que me fui a hablar a Niñez, y les expliqué la situación; pero decían que era orden de la jueza. Cuando le dieron el alta, en agosto, la hicieron ir a Beatriz a Niñez y ahí le arrancaron al nene de los brazos, cuando tenía seis meses".
En paralelo, ese mismo día, Mario estaba trabajando cuando lo llamó la hija de 22 años de Beatriz. "Se llevan a los chicos", le dijo sobre los más grandes. "Puedo compartir y aceptar que les falten tratamientos, un control, pero no de la manera que ellos dicen. Hace nueve meses que no tenemos vida, que andamos de acá para allá para verlos porque están separados: los tres más chiquitos, en familias solidarias; los dos más grandes en hogares de tránsito y el de 10 años, internado desde que tomaron la medida. Vive en un hospital y hace más de cuatro meses que no lo vemos", señaló Mario.
Ante el reclamo de los padres, este diario intentó sin éxito contactarse con las autoridades del área. "Me sacaron a mis hijos y me sacaron la vida. Cuando tomaron la medida nos dijeron que íbamos a tener ayuda y revinculación; pero nos dejaron aislados. A mis hijos nunca los vieron golpeados, ni en un comedor o pidiendo, porque yo trabajo para alimentarlos; y si no tengo trabajo no se me cae la cara por juntar cartón para ir a venderlo. Ellos todos los días tenían su comida, su yogurt. No me dieron una oportunidad. Siempre que me llamaron fue para decirme lo que había hecho mal. Cada martes, cuando mis hijos se me cuelgan para jugar, en las visitas, yo no sé qué hacer, me siento tan impotente. No soy un maltratador o un tipo al que no le importa si no tienen para comer", lamentó Mario.
La pareja -que cuenta con patrocinio legal- planteó además que el niño de 10 años fue operado sin que se les de aviso para estar ese día con él. "Tenemos la esperanza y haremos todo lo posible para recuperar a nuestros hijos. Solo necesitamos que nos den la oportunidad", suplicaron.
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