CIUDAD › FRAGMENTO DE RéMORA
› Por Sebastián Riestra
El comienzo innecesario de la tarde donde nada va a pasar ni nacer. Los patios solitarios, los parques vacíos, las calles desiertas. Los bares cerrados. Los cines demolidos.
Los presagios han sido sustituidos por recuerdos y los cuerpos por sueños.
(Sangre que ha brotado del rubí, estrella fuera del cielo).
La tarde guarda filos entre sus pliegues celestes. La ciudad se despereza, el viento pasa, caricia de un ángel. Sangro silencio. Tu nombre me ha golpeado como el mar.
Quiero estar junto a tus pies desnudos y escuchar bajo tus ojos cómo nace la lluvia.
Las palabras vuelven derrotadas del poema. No consiguen olvidar que una de ellas te nombra.
Mi sueño ha sido desterrado de tu carne.
Si una noche te apiadaras de mi pena y limitaras el mundo a tus manos, la muerte retrocedería hacia el futuro hasta tornarse finalmente invisible.
(Las huellas de tus pies desnudos sobre el piso de baldosas tras la ducha de la tarde).
Los jacarandás de Chacabuco bajo el cielo de noviembre. La ciudad enamorada de tu cuerpo en fuga.
Escribiré siempre lo mismo, es decir, seré escrito por tu ausencia infinita.
La ciudad como paseo por la pena, como árbol seco, como despedida. No hay nada salvo un nombre muerto y un cuerpo lejos, en la vida.
Tu ausencia no tiene medida: viene desde el comienzo del tiempo y se prolonga hasta el fin del mundo. Ocupa todo el espacio entre las estrellas y también la mitad de mi almohada. Sobre las alas la lleva cada pájaro. Y a mi lado es un vaso vacío.
El sueño es mi país. Al abrir los ojos, ya soy extranjero.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux