Finalmente, en la mañana de ayer, la polémica profesora de Matemática Aplicada, Ana María Degano; retiró las demandas entabladas hacia un ex alumno suyo del Normal Nº1, Juan Pablo Calandria, cerrando de esta manera un capítulo inédito en la historia de la educación rosarina. La oportuna mediación de oficio auspiciada por el Colegio de Abogados, ante la negativa de las partes por reconciliarse en la audiencia que solicitó en su momento el juez Correcional de la 9ª Nominación, Osvaldo Cortelle, sobresale del contexto que llevó a la docente de la centenaria escuela de Mendoza y Entre Ríos a tomar un camino, del que luego terminó arrepintiéndose. Para Juan Pablo, el chico cuyo mayor delito fue pedir con una nota que los directivos intercedieran ante los reiterados bochazos que sufría con Degano, y que le impedían continuar con su carrera de Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario; la resolución del conflicto significó un alivio; "es como sacarse un peso de encima -dijo Calandria- pero el ministerio de Educación debería continuar investigando a la profesora y a la rectora, sin tener que llegar a intervenir el colegio".

Juan Pablo fue el encargado, a la salida de los Tribunales Provinciales, de comunicar ayer la noticia que tanto esperaba; desde el mismo momento en que sus padres recibieron en su domicilio una inesperada carta documento, donde su profesora de Matemática, que venía aplazándolo junto a otros alumnos mesa tras mesa, le iniciaba un juicio penal por injurias; además de exigirle civilmente un resarcimiento económico de 5 mil pesos.

El alumno indicó al término de la mediación que "se llegó a un acuerdo donde la profesora desiste de las dos demandas. Nos comprometimos a terminar todo esto acá y a que no habrá una nueva demanda. Además, no se le cobrará nada, ya que la liberamos de cualquier carga monetaria ocasionada por el juicio". Calandria explicó, ante la consulta de los cronistas, que "no hubo retractación; ellos la pidieron pero no hubo acuerdo con eso".

El clima que se vivió ayer en la mediación entre las partes fue parco y distante. La docente se negó en todo momento a ver a su ex alumno; inclusive, para firmar el acta de acuerdo, ingresaron cada uno por separado y también se retiraron de la misma manera.

El borrador del acuerdo de la mediación, que los letrados de las partes y los mediadores terminaron de confeccionar el pasado martes en la Casa del Foro, de Oroño y Montevideo, tenía como objetivo principal que el alumno explicara que no tuvo intenciones de injuriar a la docente con su nota, sino solamente defender sus derechos, y que la profesora de matemática aceptara desistir de la acción judicial que había iniciado.

El estudiante dijo sentirse bastante aliviado por la resolución de un conflicto que lo tuvo a maltraer en los últimos meses. "Ya era hora que esto terminara y por suerte tuvo un final feliz, ya que uno nunca puede estar tranquilo con un proceso judicial a cuestas", manifestó Juan Pablo.

Para el ex alumno, el retiro de las demandas alienta un panorama distinto en futuras situaciones como las que padeció con su profesora en las aulas de la escuela donde cursó sus estudios secundarios.

"Me tocó a mí y la pasé mal, pero esto va a abrir una puerta al diálogo; a que el profesor y el alumno tengan una relación distinta, que no sea arbitraria, en la que profesor se cree superior, cuando en realidad debería ser una experiencia educativa para ambos, todos tienen que aprender", expresó Juan Pablo a modo de conclusión.

El capítulo abierto de la historia corresponde a las posibles medidas que adoptarán desde el ministerio de Educación de la provincia con la directora de la escuela, María Carrillo, y con las denuncias que todavía resuenan en el centenario colegio por los tratos autoritarios dispensados por la docente -que el lunes retomó sus clases, después de haber pedido una licencia de una semana por la enfermedad de un familiar- hacia algunos de sus alumnos del polimodal.